Comisión Europea pausa la ley contra deforestación mundial

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

La Comisión Europea ha decidido aplazar un año la implementación de su ley pionera contra […]

La Comisión Europea ha decidido aplazar un año la implementación de su ley pionera contra la deforestación mundial, que estaba prevista para entrar en vigor a finales de 2024. Esta decisión se ha tomado en respuesta a las presiones ejercidas por diversos sectores, como el Partido Popular Europeo (PPE), grandes actores de la industria y varios países productores como Brasil, Colombia e Indonesia. Estos grupos argumentan que la ley afectaría negativamente sus exportaciones y podría generar barreras burocráticas, especialmente para los pequeños productores.

La ley, aprobada en 2023, pretende prohibir la entrada al mercado de la Unión Europea de productos como el aceite de palma, la madera, la soja, el cacao y la carne vacuna que provengan de tierras deforestadas o que contribuyan a la degradación de bosques, incluyendo los bosques primarios. Según estimaciones, cerca del 10 por ciento de la deforestación mundial está vinculada al consumo europeo, lo que hace que esta normativa sea crucial en la lucha global contra el cambio climático y la preservación de los bosques.

Aunque la normativa cuenta con amplio apoyo entre los ambientalistas, la Comisión ha justificado el aplazamiento como un “período de adaptación” para asegurar una implementación efectiva, especialmente en países que aún no están preparados para cumplir con las nuevas reglas. Si el Parlamento Europeo y el Consejo aprueban la prórroga, la ley se aplicaría a partir de diciembre de 2025 para grandes empresas y de junio de 2026 para pequeñas y medianas empresas.

Un problema latente

La deforestación es uno de los principales problemas ambientales a nivel global, con profundas implicaciones económicas y sociales. Según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mundo pierde alrededor de 10 millones de hectáreas de bosques cada año, lo que equivale al tamaño de Islandia. Esta pérdida tiene un impacto directo no solo en el clima, sino también en la biodiversidad, los recursos hídricos y las economías locales.

La deforestación genera grandes pérdidas económicas. Según estimaciones del Banco Mundial, la deforestación global cuesta entre 2 y 4.5 billones de dólares anualmente debido a la pérdida de servicios ecosistémicos, como la regulación del agua, la captura de carbono, la biodiversidad y la protección contra inundaciones. Esto también afecta a sectores como la agricultura y el turismo, que dependen de ecosistemas forestales saludables.

Además, el comercio de productos vinculados a la deforestación, como la soja, el aceite de palma y la carne de vacuno, sigue siendo una de las principales fuentes de ingresos para muchos países tropicales. Sin embargo, este tipo de comercio conlleva costos ocultos asociados a la degradación de tierras y la pérdida de servicios ecosistémicos. De acuerdo con un estudio de la organización Global Forest Watch, entre 2001 y 2021 se perdieron aproximadamente 437 millones de hectáreas de bosque tropical, lo que incrementa el riesgo de eventos climáticos extremos y la inseguridad alimentaria.

Implicaciones sociales y ambientales

A nivel social, la deforestación también afecta gravemente a las comunidades indígenas y rurales que dependen directamente de los bosques para su sustento. Se estima que 1,600 millones de personas en el mundo dependen de los recursos forestales para sus medios de vida. La pérdida de bosques no solo reduce sus oportunidades económicas, sino que también los expone a mayores riesgos de desplazamiento y pobreza.