El reemplazo de equipos industriales de calefacción, ventilación y refrigerantes (HVAC) con más de 30 años de antigüedad, si bien no es obligatorio actualmente, es clave para la competitividad y la sustentabilidad. El problema es que estos equipos, empleados en la industria para enfriamiento de procesos de producción, funcionan con refrigerantes que emiten gases contaminantes.
Desde 1987, mediante el Protocolo de Montreal, se prohibió el uso de refrigerantes que agotan la capa de ozono, en particular los de alto potencial de calentamiento global (GWP, por sus siglas en inglés), como los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC). En respuesta, surgieron nuevos refrigerantes derivados de hidrocarburos, como los hidrofluorocarbonos (HFC), que, aunque no dañan la capa de ozono, emiten CO2 y tienen alto GWP.
“Hace 30 – 40 años usábamos refrigerantes R22, por ejemplo, que eran muy eficientes, pero dañaban la capa de ozono y contribuían al calentamiento global, ahora estamos transitando a nuevas tecnologías”, explica Luis Becerra, gerente comercial de Trane.
En México no existe una regulación que obligue a usar equipos con refrigerantes más sustentables, pero las autoridades están restringiendo las importaciones de refrigerantes de generaciones anteriores para obligar a las empresas a utilizar equipos que funcionen con nuevos refrigerantes como: R1234ze, R1233zd, R513A y R454B.
Ahora el reemplazo es gradual porque implica cambio de equipos y certificaciones para transportar los refrigerantes de forma segura, ya que, a diferencia de los anteriores, algunos tienen cierto grado de flamabilidad.
“El cambio será obligatorio en unos años, o sea, las empresas tendrán que cambiar sí o sí sus equipos, entonces ahora es opcional, pero después será forzoso, sobre todo si la empresa está dentro del mercado internacional”, advierte el especialista.
Es por eso que recomienda a las empresas, en particular pymes, comenzar el reemplazo de equipos ahora y evitar penalizaciones o costos adicionales en el futuro. También sugiere aprovechar que en México se tiene acceso a tecnología de vanguardia, nueva y en renta, para realizar esta transición.
