Química y economía circular, podrían limpiar el CO2

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El dióxido de carbono, conocido popularmente como CO2, es el gas menor más importante y […]

El dióxido de carbono, conocido popularmente como CO2, es el gas menor más importante y está involucrado en un complejo ciclo global. Se libera desde el interior de la Tierra a través de fenómenos tectónicos, vulcanismo, procesos de suelos, evaporación oceánica y la respiración. Además, se disuelve en los océanos y es consumido en la fotosíntesis.

En la actualidad su concentración alcanza máximos históricos, producto de la quema de combustibles fósiles y materia orgánica, y procesos industriales, convirtiéndose en uno de los principales causantes del cambio climático.

Un estudio reciente plantea una nueva posibilidad con la que, se podría recolectar el dióxido de las chimeneas producidos por las fábricas para darle un uso y además producir químicos comercialmente valiosos; todo gracias a un novedoso compuesto.

La investigación titulada ‘A highly stable MOF with F and N accessible sites for efficient capture and separation of acetylene from ternary mixtures’ (Un MOF altamente estable con sitios accesibles de F y N para una captura y separación eficientes de acetileno de mezclas ternarias), de Journal of Materials Chemistry A indica que un nuevo marco organometálico (MOF), cargado con un químico industrial común como el óxido de propileno, tendría la capacidad de canalizar la generación de carbonatos cíclicos y al mismo tiempo depurar el CO2 de los gases de combustión de las fábricas.

Los expertos encargados del hallazgo detallan que el MOF también se puede utilizar para reactivar la producción de carbonato a partir de biogás, una combinación de metano, dióxido de carbono y otros gases que aparecen en la descomposición de materia orgánica.

Los estudiosos explican a detalle que los catalizadores son sustancias que aumentan la velocidad de una reacción química sin que sufra ningún cambio químico permanente. Mientras que los lantánidos, que son la base del MOF, son metales blandos de color plateado cuyas aplicaciones pueden ir desde gafas de visión nocturna hasta pedernales para encendedores.

En palabras más simples en su descubrimiento, se atrapan los gases en las chimeneas antes de liberar el humo contaminante a la atmósfera. Y posteriormente se utiliza directamente el dióxido de carbono de fuentes impuras que ahorra el costo y la energía de separarlo antes.

Al recolectar CO2 se producen carbonatos cíclicos, mismos que tiene una gran gama de aplicaciones industriales como lo son los disolventes polares, precursores de materiales de policarbonato como discos digitales, armazones de anteojos, electrolitos en materias de litio y otros precursores para la fabricación de farmacéuticos.

Obtener diversos productos útiles resulta un gran hallazgo y una gran noticia para la economía verde, sin embargo eso no es todo. Los MOF también tienen la cualidad de poder atrapar el agua de la humedad del ambiente, por ejemplo, en el desierto.

Expertos de la Universidad de California en Berkeley, realizaron pruebas en el desierto de Arizona, donde la alternancia en contenidos de humedad va desde 40 por ciento en la noche hasta 8 por ciento en el día. Consiguieron extraer 200 mililitros de agua por cada mil en un ciclo completo de captación y liberación del vital líquido que dura un día, para finalmente producir agua dulce potable, sin necesitar más energía que la proporcionada por la luz solar. Los MOF son una gran oportunidad para no sólo depurar el CO2 de los gases de combustión de las fábricas sino para darle un respiro al planeta y obtener productos útiles