Aguas radiactivas: el arte de contaminar poquito

verdes

Escrito por verdes |

El vertido de aguas radiactivas que inició Japón el pasado mes de agosto, desató una […]

Aguas radiactivas

El vertido de aguas radiactivas que inició Japón el pasado mes de agosto, desató una gran polémica sobre las implicaciones medioambientales que esto podría tener además de los impactos a los ecosistemas marinos. 

El proceso de vertido de aguas durará 30 años y cuenta con el aval del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) quien validó los estudios realizados por la empresa Tokio Electric Power (Tepco), propietaria de la central nuclear, que revelan que las aguas vertidas presentan baja radioactividad luego del tratamiento a que fueron sometidas durante dos años después del Tsunami de Fukushima en 2011.

El hecho obliga hacer un alto para revisar cómo son gestionados los residuos de las 411 centrales nucleares que operan en el mundo y bajo qué procedimientos lo hacen. La planta nuclear de Fukushima en particular, se encuentra en proceso de desmantelamiento a causa del Tsunami que afectó la infraestructura de la central que generaba electricidad en esa región.

El proceso de desmantelamiento, implica el tratamiento de aguas radioactivas que con el tiempo, se fueron acumulando hasta agotar el espacio de almacenamiento lo que obligó al gobierno de Japón a tomar la decisión de verter dichas aguas al mar, según los reportes del gobierno de esa nación.

Estudio

El estudio realizado por Tepco, también encargada de su desmantelamiento, señala que las aguas vertidas contienen alrededor de 63 becquereles de tritio (unidad que mide la actividad radiactiva) por litro de agua, según el informe, por debajo de los límites del agua potable de la Organización Mundial de la Salud que es de 10,000 becquereles por litro. El tritio es un isótopo radiactivo del hidrógeno que se considera inofensivo debido a que, según el reporte, emite niveles muy bajos de radiación y no se acumulan ni concentran el cuerpo humano.

Sin embargo, distintos grupos ecologistas señalan que los estudios sobre las descargas de aguas radiactivas carecen de datos sobre los efectos del tritio a largo plazo, lo que podría significar una amenaza para la salud humana y los ecosistemas marinos, pues no han sido evaluados debidamente los riesgos radiológicos y los impactos biológicos tanto del tritio, del carbono-14, del estroncio-90 y del yodo-129, que son también liberados con el vertido de aguas radioactivas.

El hecho por sí mismo, representa una desafío para todos los gobiernos del planeta y la sociedad en su conjunto a la hora de decidir correctamente cómo se deberán gestionar los residuos generados por todas las actividades humanas, pues el caso de Fukushima, es apenas un ejemplo de lo que, de acuerdo con un reporte de la Universidad Nacional de Australia, es algo que viene sucediendo desde hace 60 años en el mundo, sin que al parecer, se tenga una certeza total de los efectos que esto ha ocasionado al medio ambiente y la salud de los seres humanos.

La política de contaminar “poquito”, deberá ser puesta bajo la lupa pues la industria de la generación de energía eléctrica con fuentes nucleares, no es la única que presenta dificultades a la hora de integrar a sus procesos los principios de economía circular, sin tener soluciones integrales que eliminen totalmente el impacto ambiental por la gestión de sus residuos como sucede en la planta nuclear de Fukushima.