Desafíos para generar una movilidad menos contaminante

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En América Latina uno de los principales desafíos en cuanto a la movilidad son las distancias que se deben recorrer para llegar a los centros de trabajo o zonas conurbadas.

Cada día, los habitantes y visitantes de las grandes urbes y mega urbes, se enfrentan a la compleja actividad cotidiana para cruzar de un lado a otro las ciudades, o simplemente para acceder a un punto de concentración de actividades citadinas.

En Europa, por ejemplo, las principales ciudades y destinos citadinos de turismo, poco a poco van transformando su fisonomía cerrando el paso al uso del automóvil. Cada vez se ven más espacios para el uso de la bicicleta, patines eléctricos y para peatones a quienes se induce a dejar el auto para salir a caminar, al menos en los principales puntos de reunión de las mega ciudades.

La tendencia apunta cada vez más hacia una movilidad menos contaminante y eficiente; en el viejo continente, la Federación Europea de Ciclistas (EFC), señaló durante la pandemia, los países de la región invirtieron más de mil millones de dólares para la construcción y adecuación de más de mil kilómetros de carriles para bicicletas. París, Barcelona, Dinamarca, Alemania, Italia y Reino Unido, son algunas de las urbes que más avances reportan.

Pero el uso de la bicicleta, es sólo una parte de las soluciones de movilidad, la cual se complementa con el transporte masivo de personas que no sólo se transportan en metro o tren en las principales ciudades del viejo continente, también se está avanzando en la introducción de camiones de pasajeros eléctricos y en ciudades como México y Colombia, se están habilitando líneas de teleféricos con el objetivo de mitigar las emisiones contaminantes y disminuir las cargas vehiculares.

Sin embargo, las circunstancias de las ciudades de las principales capitales de América Latina, son distintas a las del viejo continente. Cierto, hay avances significativos en la habilitación de espacios para el uso de bicicletas, pero no son suficientes, pues las distancias para acudir a los centros de trabajo en estas urbes y sus zonas conurbadas, son más grandes. Por ello, sus estrategias se concentran más en el transporte masivo, pues el tamaño de sus poblaciones, son más grandes que cualquier capital europea.

Para 2022, en la ciudad de Bogotá, entrarán en operación 1,589 autobuses eléctricos de pasajeros. Con esto, la ciudad tendrá una de las redes más avanzadas de transporte masivo no contaminante. En ciudad de México, operan desde hace dos años, 200 trolebuses eléctricos y recientemente, se incorporaron a la red de transporte Metrobus, 10 autobuses articulados 100 por ciento eléctricos, con objetivo de llegar a 300 unidades de este tipo.

Estas soluciones se suman a los proyectos de movibilidad sustentables de ambas ciudades; no obstante, ninguna de ellas, soluciona los tiempos de traslados de los habitantes de ambas mega urbes que emplean hasta dos horas con treinta minutos diarios en promedio para desplazarse de sus hogares hasta sus centros de trabajo o estudio.

Por lo pronto, las ciudades de América Latina, seguirán apostando al sistema masivo de autobuses de pasajeros eléctricos que, de acuerdo con el informe Perspectiva Global de Vehículos Eléctricos 2021, la venta de autobuses eléctricos para pasajeros a nivel mundial, se incrementó 50 por ciento durante los dos años de pandemia.

Para los países de la Unión Europea, no hay vuelta atrás y ganarle más espacios a las ciudades para bicicletas y peatones, es la prioridad y hacia allá centran sus estrategias, mientras que, para las urbes de América Latina, su principal reto de movibilidad se encuentra en acortar tiempos y distancias de recorrido.