Diálogos encauzan a grandes cambios

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Por Rodrigo Manrique Gómez Pimienta, Director Ejecutivo de IASE México En marzo de 2020, durante […]

Por Rodrigo Manrique Gómez Pimienta, Director Ejecutivo de IASE México

En marzo de 2020, durante seis días, uno de los buques contenedores más grandes del mundo, el Ever Given, quedó encallado en el Canal de Suez. Ese simple evento congeló casi 10 mil millones de dólares y dejó tras de sí una fila diaria de más de 50 barcos comerciantes. En unas horas la cadena de suministro a nivel global se vio comprometida (12 por ciento del comercio mundial cruza por ese canal). Este hecho me reveló lo delicados que son los hilos que sostienen y enlazan el entramado del que está hecho nuestro sistema económico mundial, del cual dependemos todos. Por supuesto, podemos extrapolar este ejemplo a la situación con el cierre por la pandemia de covid-19 y tendremos aún más clara esta realidad.

El día de hoy la cadena de suministro mundial sigue fallando (por el encallamiento, por la pandemia), vivimos una crisis energética acarreada desde el año pasado que entre, otras cosas, ha generado una inflación poco vista en muchos años. No olvidemos que este escenario lo protagoniza la crisis climática, que toma cada error y mal manejo nuestro como una «comorbilidad» que agrava cada acontecimiento planetario.

La realidad nos ha alcanzado, las consecuencias de nuestros actos en términos de sobreexplotación (de lo que se quiera: social o ambientalmente hablando) se hacen evidentes, pero también han empujado a gobiernos, empresas y tomadores de decisiones a adoptar un modo diferente de trabajar y operar, lo que llamamos sostenibilidad.

Las crisis también son oportunidades, nos abren los ojos; vivimos una crisis del pensamiento que ha dado pie a buscar en el crecimiento y las ganancias económicas no sólo el menor o nulo impacto en el entorno y la sociedad, sino que las empresas contribuyan con el desarrollo y la resiliencia. Que sean un agente activo. Sólo en 2021, 90 por ciento de la economía mundial y las mayores empresas globales se han comprometido con reducir en más de 90 por ciento sus emisiones de carbón para 2050 (zerotracker.net), y en este sentido no hay otra estrategia más efectiva para lograrlo que la incorporación de criterios ESG, pues la economía cada día orbita más en torno a esta fórmula: el diálogo de la empresa con su entorno, su personal y la sociedad mediante un gobierno corporativo sano y ético es la consigna de este siglo.

¿Qué tan preparados e informados estamos al respecto? Al ser la primera y única certificadora especializada en ESG, en IASE comprendemos que la ruta para adquirir las competencias, habilidades y conocimientos no es sencilla y supone una formación continua, donde no está exento ningún nivel en la vida profesional.

En ese sentido, es valioso contar con la participación y creación de foros de discusión en torno a estos temas —como los organizados por IASE—, en los que se integren expertos en el ámbito académico, político, iniciativa privada, organizaciones no lucrativas, activistas, etcétera. Este tipo de iniciativas no son poco relevantes, gracias a estos encuentros se fomenta un espacio de pensamiento y acción y se crean canales de comunicación amplios y enriquecidos, que dan seriedad y detonan los cambios que buscamos, pues como bien sabemos, este cambio es urgente y nos llevará tiempo.