El cambio climático amenaza como nunca a los glaciares

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

Los efectos del cambio climático en las masas glaciares están cada vez más evidentes a […]

Los efectos del cambio climático en las masas glaciares están cada vez más evidentes a medida que el planeta experimenta un ascenso generalizado de las temperaturas y una alteración en los patrones de precipitación. Este fenómeno no solo está causando una pérdida significativa de masa glaciar en zonas de montaña de latitudes bajas y medias, sino que también está afectando a regiones en latitudes altas o cercanas a los polos.

La pérdida de masa glaciar no solo conlleva la disminución de las reservas de agua dulce en las cuencas afectadas, sino que también aumenta el riesgo de inundaciones repentinas y violentas aguas abajo de los glaciares. Este impacto se ve exacerbado por la fusión y regresión glaciar, así como por el descenso de las precipitaciones nivales (caída de nieve).

Uno de los efectos más notables de esta pérdida es el incremento en el volumen de agua en lagunas glaciares, que ha aumentado aproximadamente en un 50 por ciento desde 1990. Este exceso de agua, combinado con la formación de un sistema dinámico de conductos y cavidades dentro del glaciar, hace que este sea más propenso a la fragmentación y al aumento en la velocidad de desplazamiento.

Este escenario aumenta el riesgo de eventos catastróficos conocidos como GLOF (Glacial Lake Outburst Flood), que son avenidas repentinas de agua y escombros que pueden afectar áreas fluviales situadas a kilómetros de distancia del glaciar. Estos eventos pueden tener consecuencias devastadoras para las poblaciones cercanas, como lo demuestra el caso de Huaraz (Perú) en 1941.

Además, la fusión glaciar también puede dar lugar a fenómenos como las avalanchas de agua y hielo causadas por la rotura de cavidades internas en el glaciar. Estos eventos, como los ocurridos en el glaciar alpino de Tête Rousse en 1892 y en el glaciar de la Marmolada en 2022, pueden tener consecuencias mortales y causar daños significativos a la infraestructura y al medio ambiente circundante.

Pérdida a alta velocidad

De acuerdo con el Centro Regional de Información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Nepal ha perdido casi un tercio de su volumen de hielo en 30 años y sus glaciares están derritiéndose a un 65 por ciento más rápido esta última década.

Durante una visita a Nepal, al pie del monte Everest, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento al mundo para “poner fin a la locura del cambio climático”. Además, advirtió sobre la gravedad de la “desaparición total de los glaciares”.

Por su parte, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el profesor Petteri Taalas, indicó que desafortunadamente la alta concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera significa que el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar continuarán durante milenios.

“El cambio climático ya está aquí y es una amenaza que empeora cada minuto. Impacta en la vida de millones de personas y pronto afectará a miles de millones”, afirmó el presidente francés Emmanuel Macron durante la One Planet Polar Summit, celebrada a principios de noviembre en París.

Punto de inflexión

De acuerdo a la ONU, los años 2021 y 2022 han sido marcados por una pérdida masiva de glaciares de montaña, superando en un 20 por ciento la década anterior. Se ha registrado una pérdida casi irreversible de 200,000 glaciares en Europa, África, Oceanía, Asia y América. Al menos la mitad de estos glaciares podrían desaparecer para el año 2100.

Las temperaturas de la superficie en el Ártico han aumentado hasta cuatro veces más que el promedio mundial en los últimos cuarenta años, acelerando el derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida. La superficie del hielo marino antártico alcanzó un nivel récord en octubre, afectando a las colonias de pingüinos emperador.

La retirada de los glaciares de alta montaña amenaza la seguridad alimentaria y el suministro de agua para dos mil millones de personas, afectando a los ríos, la agricultura y la generación de electricidad.

Ante esta situación, la monitorización continua de las áreas glaciares es crucial para evaluar el grado de peligrosidad, estimar el potencial de material movilizado y prever el alcance de las avenidas. Esta vigilancia, basada en técnicas de observación remota satelital, geofísicas y observaciones directas del terreno, permite identificar áreas de riesgo y tomar medidas preventivas para mitigar los efectos de estos peligros glaciares.