El níquel pone en peligro el crecimiento de los autos eléctricos

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La cantidad de níquel que se extrae no alcanza para garantizar el abasto de baterías […]

La cantidad de níquel que se extrae no alcanza para garantizar el abasto de baterías para los autos eléctricos que se producirán en los próximos años.

Una de las estrategias en la que más se ha apostado para detener el cambio climático es el uso de vehículos eléctricos, ya que los tradicionales impulsados por gasolina o diésel son los responsables del 18 por ciento de las emisiones de CO2, principal causante del efecto invernadero.

Sin embargo, la cantidad actual de níquel que se extrae y el que se encuentra almacenado no alcanza para garantizar el abasto de baterías para los autos eléctricos que se producirán en los próximos años, según confirmó recientemente Megan O’Connor, directora ejecutiva y cofundadora de la empresa de extracción y reciclaje de materiales para baterías Nth Cycle. 

Esta empresa se encarga de separar el níquel de baterías viejas utilizando un proceso denominado electroextracción que utiliza una corriente eléctrica; sin embargo, aún con un esfuerzo de este tipo, se está lejos de obtener la cantidad suficiente de estos metales para garantizar el abasto de baterías nuevas.

Otro factor que ha venido a complicar el panorama es la guerra en Ucrania, ya que Rusia es el encargado de la producción del 15.2 por ciento de la producción mundial de níquel clase 1.

Esta situación ha provocado la subida exponencial del precio de este metal, el cual ha presentado un aumento en el último año de aproximadamente 80 por ciento. 

Recientemente S&P Global Commodity Insights incrementó su pronóstico del precio del níquel para 2022 en un 45.9 por ciento, según el informe March Nickel Commodity Briefing Service publicado el 31 de marzo. 

En los primeros tres meses la Bolsa de Metales de Londres (LME) ha subido por encima de los 22,000 dólares por tonelada por primera vez desde 2012, cotizando por última vez a 22,300 dólares por tonelada. La prima del metal en efectivo se disparó a 495 dólares, la más alta desde 2009.

Según Goldman Sachs el mercado mundial del níquel registraría un excedente de suministro de 49,000 toneladas el año pasado, pero ahora estima un déficit de 159,000 toneladas. Se espera otro déficit menor de 30,000 toneladas este año. 

En este escenario ¿qué están haciendo las empresas como Tesla, que dependen en gran medida de un flujo constante de esta materia prima? La compañía de Elon Musk busca tomar el control de la mina de níquel llamada Goro, ubicada en Nueva Caledonia, un pequeño territorio francés que se encuentra entre Fiji y Australia, y que es la responsable de producir más de un cuarto de la producción mundial de este metal.

Con ello, no solo busca controlar la cadena de suministros y garantizar la producción de más de un millón de autos eléctricos al año, sino que busca cambiar el paradigma en cuanto a la extracción del níquel y garantizar que se haga bajo procesos limpios, ya que se sabe que aunque los autos eléctricos no contaminan, la extracción del níquel sí.

Así que, de lograrlo, cambiaría las reglas del juego y obligaría a los demás productores a establecer métodos de extracción más amigables con el medio ambiente.

Y no solo eso, esto le permitiría a las automotrices occidentales quitarse la dependencia de las baterías hechas en China, quien actualmente lidera la producción de estos aditamentos.