El reto de priorizar las acciones
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Por: Jorge Gutiérrez García, Senior Manager en Carbon Trust Durante los últimos años, las organizaciones, […]
Por: Jorge Gutiérrez García, Senior Manager en Carbon Trust
Durante los últimos años, las organizaciones, tanto públicas como privadas, han concentrado sus esfuerzos en la identificación de acciones de reducción de emisiones para alcanzar los compromisos Net Zero del Acuerdo de París. El reto inmediato es cómo priorizar estas acciones, cuáles deben de implementarse primero y, en concreto, cuáles son las opciones más baratas, es decir, más costo-efectivas.
La construcción de indicadores para la priorización de las acciones de reducción de emisiones es un elemento clave para la toma de decisiones efectivas. Su desarrollo tiene múltiples ventajas, ya que ayudan en la identificación de las acciones con mayor impacto y más costo-efectivas; en la asignación efectiva de recursos técnicos y económicos para alcanzar las metas de manera más eficiente; y en facilitar la planeación de recursos financieros, tecnológicos y humanos en el mediano y largo plazos.
Una de las herramientas que se ha popularizado durante la última década son las curvas de costos marginales de abatimiento (MACC, por sus siglas en inglés). Una de las características más atractivas es la simplicidad en su representación, pues se trata de la representación visual, mediante una gráfica, del potencial de reducción de emisiones y costo unitario de reducción por tonelada de CO2.
La curva MAC es una gráfica de barras que ordena las acciones de reducción de emisiones desde la opción más costo-efectiva, es decir, más barata, hasta la más costosa, representando el ancho de la barra el potencial de mitigación.
Las curvas MAC son una herramienta que facilita la toma de decisiones, al informar sobre aquellas acciones más costo-efectivas para alcanzar las metas climáticas al menor costo, y ayudan en la priorización de acciones, al ordenar las acciones de menor a mayor costo unitario.
Sin embargo, la curva MAC es apenas la punta del iceberg de un análisis tecno-económico más profundo. La gráfica representa una síntesis de las posibilidades tecnológicas a las que las organizaciones pueden acceder en el mercado, sus costos de capital, costos de operación y mantenimiento y, sobre todo, los beneficios asociados a su implementación, en particular, los ahorros en el consumo de combustibles fósiles.
El análisis económico incluye otros indicadores igualmente importantes, tales como la estimación la inversión necesaria, las amortizaciones, el valor presente neto (VPN), la tasa interna de retorno (TIR), el tiempo de recuperación de la inversión, la relación costo-beneficio, etc., es decir, todo un abanico de indicadores para la toma de decisiones.
Además, no hay una única curva MAC, sino distintas curvas que representan diferentes escenarios bajo distinto supuestos económicos y técnicos. Esto permite la toma de decisiones informada conforme las condiciones de mercado o el desarrollo tecnológico van cambiando, lo cual hace que pueda capturar, al menos en el corto y mediano plazo, estos elementos dinámicos.
Por último, esta herramienta no es una panacea para la priorización de acciones de reducción de emisiones, debido a que debe complementarse con un análisis multifactorial que incluya retos y oportunidades regulatorios, acceso al financiamiento, capacidades técnicas hacia el interior de las organizaciones, etc.
Si bien es una herramienta complementaria de un análisis más amplio, se trata de una herramienta fundamental que sirve como guía en la definición y la implementación de acciones futuras con objetivos de reducción de emisiones.