Innovación en la ciencia, pero no en la conciencia

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Por: Ignacio Parada da Fonseca, CEO de Bioelements Pese a lo que popularmente se cree, […]

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Por: Ignacio Parada da Fonseca, CEO de Bioelements

Pese a lo que popularmente se cree, el plástico es fundamental para el desarrollo humano. Este material, satanizado desde el inicio de este siglo, es determinante para el desarrollo científico y médico, el tratamiento de aguas, el suministro y ahorro de energía, así como en productos de recreación y bienestar. Además, reemplaza materiales naturales explotados como la madera y el algodón y en gran medida, de él depende que los productos lleguen a los hogares.

Aun con sus múltiples beneficios y a la transformación que supuso para el desarrollo desde sus inicios en 1860, también son evidentes sus efectos nocivos en el medioambiente, debido mayormente a su mala gestión una vez convertido en residuo. Tan solo en México se producen más de siete millones de toneladas de plástico al año; el 48 por ciento es destinado a envases y embalaje y de esas montañas de residuos sólo 6 por ciento se recicla de acuerdo con Greenpeace.

Con este panorama el manejo de los residuos plásticos y la transición a un modelo sostenible de producción y consumo es un reto que enfrentan la sociedad y los gobiernos de todo el mundo.

Todos necesitamos del plástico, en alguna medida, pero existen opciones biodegradables que conservan sus características con un impacto ambiental mucho menor, lo que debe ser impulsado en la política de los países que buscan ser sustentables.

Ante ello, la tecnología ha permitido soluciones biodegradables, con una robusta investigación y desarrollo de polímeros provenientes de fuentes naturales que mantienen —incluso potencian— los atributos originales del material.

En su fabricación también ha habido desarrollos importantes como la robótica que ha permitido la elaboración y el manejo de moldes complejos, la inyección de multicomponentes y el uso de herramientas eléctricas o híbridas para su confección, trayendo consigo un ahorro en el consumo energético. Y siendo más específicos, el plástico es un insumo competente para los precursores del ecodise

ño, permitiendo la disminución de espesores, la reducción de tintas, la búsqueda de formatos inteligentes, la composición flexible y no rígida, la impresión 3D, entre otros.

Los gobiernos, consumidores y fabricantes deben tomar decisiones basadas en evidencia, innovación y compromiso, para ello, la educación y los incentivos son claves para contradecir a Francisco Urostegui, presidente de la Confederación Nacional de Industriales de Metales y Recicladores, quien explica que la ciencia evolucionó para darnos comodidades, pero la conciencia se quedó atrás.