La deforestación en Brasil; un factor crítico en las inundaciones

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

La reciente serie de inundaciones en el sur de Brasil ha sido catalogada como una […]

La reciente serie de inundaciones en el sur de Brasil ha sido catalogada como una de las más devastadoras en la historia de la región. Expertos han señalado que un factor significativo que contribuyó a la magnitud de este desastre natural fue la deforestación, especialmente aquella destinada al cultivo de soya. La eliminación de la vegetación nativa, que juega un papel esencial en la retención y absorción del agua, ha dejado al suelo incapaz de manejar las intensas lluvias, resultando en inundaciones catastróficas.

Un estudio publicado por MapBiomas, un consorcio climático de ONGs y universidades brasileñas, revela que entre 1985 y 2022, el estado de Rio Grande do Sul perdió 3.6 millones de hectáreas de vegetación nativa, lo que representa un 22 por ciento de su cobertura forestal original. Esta deforestación ha sido impulsada en gran medida por la expansión de tierras de cultivo, especialmente para la soya, de la cual Brasil es el principal productor y exportador mundial.

La importancia de la vegetación nativa en la retención del agua es bien conocida. Los bosques actúan como una esponja natural, absorbiendo y liberando el agua de manera gradual hacia los cursos de agua. Según investigaciones, al aumentar un 10 por ciento la cobertura de bosque nativo en una cuenca, los caudales aumentan en un 6 por ciento anualmente y hasta un 14 por ciento en verano. Sin esta vegetación, el agua de lluvia corre libremente, aumentando el riesgo y la severidad de las inundaciones.

Ejemplo alarmante

Las cifras son alarmantes: las inundaciones han causado la muerte de al menos 85 personas y desplazado a más de 150,000, mientras que más de un millón de ciudadanos han quedado afectados por el fenómeno atmosférico. Además, la pérdida de suelo fértil es evidente en el color marrón del agua que inundó el 90 por ciento de los municipios del estado, incluida su capital, Porto Alegre.

La situación en el sur de Brasil es un claro ejemplo de cómo las prácticas agrícolas insostenibles y la deforestación pueden tener consecuencias directas y severas en la vida de las personas y la estabilidad de los ecosistemas. Los expertos coinciden en la necesidad urgente de reconstituir la vegetación nativa y replantear las prácticas de uso del suelo para prevenir futuras catástrofes y promover la resiliencia climática. La tragedia subraya la importancia de políticas de conservación y reforestación que protejan los recursos naturales y la biodiversidad, asegurando así el bienestar de las generaciones presentes y futuras.