La carrera por transitar hacia el transporte eléctrico 

Los transportes eléctricos están teniendo cada vez más impacto en el mundo debido a la necesidad de dejar la dependencia de los hidrocarburos y reducir el calentamiento global. Implementar motores eléctricos en vehículos tales como automóviles, motocicletas o bicicletas parecen ser una excelente alternativa a los motores carburados, aunque también tienen sus desventajas ecológicas.

A pesar de que estos inventos están en su apogeo, todos ellos se remontan al siglo XIX, casi al tiempo en que se desarrollaban sus modelos con motores de combustión interna.

En el caso de los autos, sus primeras versiones surgieron en el siglo XVII con un vehículo impulsado por vapor, pero no fue hasta mediados del siglo XIX que se patentó el primero que uso gasolina como combustible. Unas décadas más tarde, los coches eléctricos se desarrollaron y adquirieron cierta popularidad, no obstante, se vieron relegados durante casi un siglo debido a los avances en los motores de combustión interna.

Fue hasta la crisis del petróleo de 1973 que regresó el interés por los autos eléctricos. Actualmente, hay varias marcas que los distribuyen, siendo Tesla uno de los más conocidos. En 2021, la fabricación de baterías para este tipo de transporte subió 157 por ciento con respecto al año anterior, según el Informe de Adamas Intelligence.

Las motocicletas fueron vistas por primera vez a mediados del siglo XIX, contaban con un motor de cilindros a vapor. Pocos años después se registró la patente de la primera moto eléctrica, pero tuvieron el mismo destino que los coches. Hoy en día, marcas como BMW y Harley Davidson son de las que más apuestan por la producción de este tipo de vehículos.

Las bicicletas, comenzaron sus versiones eléctricas a finales del siglo XIX, a inicios del siglo pasado aumentó su popularidad, pero esta se vio mermada por los motores de combustión. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en una buena alternativa económica para los problemas de movilidad de la época, pero nuevamente perdió su lugar.

La industria de las bicicletas está en auge, ha triplicado sus ventas en los últimos 20 años y emplea indirectamente a 120 mil personas, tan solo en la Unión Europea, según Confederation of the European Bicycle Industry (CONEBI). Asimismo, los modelos eléctricos están cada vez más presentes, en 2021 se incrementaron sus ventas dentro de la UE.

Pese a que estos vehículos no emiten gases de efecto invernadero durante su uso, si tienen un impacto en el medio ambiente. El principal componente de sus baterías es el litio y este produce daños ambientales tanto en su extracción como en su desecho. 

A la hora de conseguir el litio se produce estrés hídrico por la gran cantidad de agua requerida para los filtrados y obtención de arcilla, sumado a la pérdida de biodiversidad derivada de la instalación de las plantas de extracción. 

Encima, cuando termina la vida útil de las baterías, es complicado su reciclaje, principalmente para la salud, ya que existe el riesgo de absorber metales pesados o de inhalar humo de la quema de las baterías. Además, no existe un proceso económicamente viable con el cual se pueda recuperar el litio, actualmente se busca obtener otros metales de mayor valor como el cobalto.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Yale, los autos eléctricos producen menos emisiones indirectas, desde la materia prima hasta el mercado, que los de combustión interna. Podría pensarse que estos vehículos son la solución, pero hay más cosas a tener en cuenta, como la diferencia de precios, la infraestructura de cada país, costo de la gasolina o recarga de batería y su rendimiento.

La movilidad es un tema muy importante para todo el mundo, de ello dependen todas las actividades cotidianas. Algunos países ya están trabajando en ello, en Estados Unidos recientemente se aprobó la Ley de Reducción de la Inflación en la cual se incentiva la compra de autos eléctricos. En Latinoamérica, busca aumentar sus autobuses eléctricos para el transporte público.