La conformación de un nuevo sector energético

verdes

Escrito por verdes |

Uno de los retos para lograr la tan ansiada transición hacia energías renovables, pasa por la innovación y desarrollo tecnológico.

Eficiencia energética

Tres de las plantas industriales más automatizadas en el mundo, se encuentrán en Europa; empresas del sector automotriz, gestoras y automatizadoras de energía y fabricantes de dispositivos eléctricos y eléctrónicos, son algunos ejemplos de la robotización de la manufactura en la región.

Cifras de la Federación Internacional de Robótica (IFR por sus siglas en inglés), señalan precisamente que los sectores que más han avanzado en la automatización de sus plantas de producción, son la automotriz, la electrónica y eléctrica, así como la metal mecánica. De acuerdo con el organismo, Asia, Europa y Norte América, son las regiones que más robotos compran para automatizar su industria.

La automatización de la industria manufacturera a nivel mundial, es apenas uno de los factores que transformaran y revolucionará la industria eléctrica a nivel mundial; el almacenamiento y la digitalización y gestión de la electricidad, sumado a la generación de energías renovables, serán algunos de los factores que revolucionarán la industria eléctrica en el mundo.

Cimiento energético

La industria eléctrica mundial se encuentra en un punto de inflexión que modificará completamente la manera en que este sector operó durante los últimos cien años.

Pero antes de complementar la configuración de un nuevo mercado, deberá terminar de cimientar la transición hacia la generación de energía eléctrica con fuentes limpias y renovables.

Es precisamente ahí en donde se encuentra el reto más importante debido a que la sustitución de energías fósiles por renovables a nivel mundial, aunque presenta avances significativos, aún debe de librar un trecho largo para consolidar la sustitución completa de las fuentes como el petróleo y el gas. 

Datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) señalan en el informe estadístico 2021 que, durante el 2020, el 47 por ciento de la generación de energías renovables en el mundo, provienen de plantas hidroeléctricas.

Mientras que la participación de la generación de energía solar y fotovoltaica representan el 17 por ciento, en tanto que las eólicas, participan con el 19 por ciento de la generación total de las renovables a nivel mundial.

De acuerdo con las cifras de la Agencia Internacional de Energía (AIE), apenas el 27 por ciento de la energía eléctrica que se produce a nivel mundial es renovable en cualquiera de sus modalidades. El resto, se produce con gas, petróleo y en algunos países, todavía se utiliza el carbón.

Es aquí en donde se presenta uno de lo más grande retos de la transición energética, pues más allá de que las grandes potencias económicas como China, Alemania, Francia, Canadá, India, Japón y Estados Unidos presentan avances importantes en la producción de energías limpias; todavía existe un grupo importante de economías sobre todo emergentes, que deberán acelerar el paso.

En sentido, la inversión con participación tanto pública como privada, será fundamental para acelerar y consolidar la transición energética para cubrir la demanda de energía que se requerirá y cada vez más, estará demandando mayores volúmenes de electricidad en todo el planeta.

Cifras de AIE señala que, a nivel global, las inversiones para desarrollar la infraestructura energética para 2021 será de 544 mil millones de dólares; mientras que el financiamiento en plantas de generación de energía será de 530 mil millones de dólares, de los cuales 367 mil millones, será para producir energías limpias; es decir, el 37 por ciento del total. Mientras que, para electrificación y eficiencia energética, la inversión será de 295 mil millones de dólares durante este año.

No obstante, como lo mencionábamos, el gran reto es lograr una transición lo más pronto posible y de la manera más homogéneamente posible entre países y regiones, pues en muchas naciones, principalmente los afectados por la pandemia, junto con las economías de bajos ingresos, tiene como objetivo principal, dar respuestas a sus necesidades de alimentación, acceso a servicios de salud y medicamentos como prioridad.

Lo anterior es importante, pues estos países, incluso de economías más desarrolladas, han debido recurrir al consumo de carbón para producir electricidad en sus países debido a que, en este momento, es un recurso barato y accesible.

La AIE se reveló en su reporte de julio que la demanda de energías fósiles para producir electricidad crecerá 45 por ciento en 2021 y 40 por ciento en 2022. La demanda de carbón en particular, tendrá un crecimiento de 5 por ciento en 2021 y de 3 por ciento en 2022.

El crecimiento podría interpretarse como un retroceso al señalar a China y los países asiáticos, como los principales consumidores de carbón en los siguientes dos años, pero ante el incremento en la demanda de electricidad por la recuperación económica de los países, éstos requerirán cubrir el abasto con los medios que se tengan disponibles, pues para algunos de ellos, será la diferencia entre colapsar sus economías y sistemas salud, o continuar operando bajo las condiciones que su nivel de ingresos les permite.

La era de la hiperconectividad

Pensar en Inteligencia Artificial (IA) no se refiere únicamente a momentos de ocio y esparcimiento; la realidad aumentada (AR) abarca hoy día muchas actividades y poco a poco comienza a ganar espacios vitales en las cadenas de producción industriales.

De hecho, la “Revolución 4.0”, modificarán radicalmente los mercados en todos los sentidos. La implementación de herramientas como el internet industrial de las cosas (IIoT); el edge computing y la automatización de procesos abiertos (OPA por sus siglás en inglés), el Big data, el machine learning y el almacenamiento de datos en la nube, serán apenas una muestra de lo que será la transformación digital de las empresas.

Pero eso no es todo, la evolución de los vehículos eléctricos, las tecnologías para conectar el auto con los dispositivos de las oficina o del hogar, las soluciones para desrrollar ciudades inteligentes y sostenibles en las que se podrán controlar los fllujos de tránsito de vehículos, personas y mercancías, así como monitorear las emisiones de CO2 en las ciudades, serán apenas una muestra del cambio digital que se avecina.

Pero más allá de todas las tecnologías futuristas que se puedan sumar, todas éstas herramientas y soluciones tiene un factor en común. La electricidad; este insumo es y será el alma para el desarrollo y transformación de una nueva sociedad completamente digital e hiperconectada.

En este sentido, la generación de energías renovables, será fundamental para evitar incrementar de manera exponencial las emisiones de CO2 y continuar contribuyendo al calentamiento global.

Y es que la apuesta en marcha de muchas de estas tecnologías, incrementará el consumo energético de los países y la electricidad será como en el pasado, el principal insumo de la economía mundial.

La AIE señalá en su informe reciente que durante 2020, el consumo de electricidad se redujo 4 por ciento debido al confinamiento; pero pronóstica que debido a la recuperación acelerada que buscarán las economías, la demanda de energía eléctrica crecerá 5 por ciento en 2021 y 4 por ciento para el 2022.

Dichas cifras, no toman en cuenta por el momento, la hiperconectividad de las ciudades, la digitalización de la economía y la automatización de las plantas productivas que demandarán mayores volúmenes de energía eléctrica para su funcionamiento en los años por venir.

Un nuevo mercado

En su informe 2021 la IRENA señala que naturaleza del mercado de producción eléctrica se está modificando y sentando las bases de lo que será una nueva industria. Uno de los factores más relevantes en este sentido, es el papel de los dispositivos de almacenamiento que tendrán la función de regular los picos de consumo y gestionarán las intermitencias que presenta la producción de electricidad con fuentes renovables como la solar y la eólica.

Dichos dispositivos de almacenamiento, señalan distintos estudios y análisis, permitirán regular el consumo en los hogares y en los centros de producción industrial lo que se verá reflejado en un ahorro en los costos de la electricidad.

Pero no sólo eso, las empresas productoras de energía eléctrica, no sólo se están preparando para producir más electricidad y gestionarla, también están ofreciendo soluciones integrales de gestión y generación de energía a las empresas manufactureras.

Por ejemplo, en México, la fabricante Nestlé en su planta ubicada en Ocotlán en el estado de Jalisco, implementó un programa para asegurar el cumplimiento de sus metas cero emisiones mediante el aprovechamiento y correcta disposición de los residuos para aprovechamiento energético. El servicio lo prestó una de las empresas generadoras de electricidad que además de operar y construir plantas eléctricas para producir energías renovables, ofrece este tipo de soluciones a la gran industria.

En Europa, este tipo de servicios y soluciones, se implementan desde la gestión y monitoreo del tratamiento de aguas, hasta el aprovechamiento de los recursos energéticos en las plantas lecheras de la región, por citar otro ejemplo. 

 No sólo eso, las empresas que tradicionalmente se conocieron como productoras de electricidad, también están dando asesoría y servicios a grandes empresas desarrolladoras de softwares para implementar proyectos integrales de digitalización con miras a disminuir los costos de consumo de la energía eléctrica. Los servicios y soluciones también abarcan los centros de salud e investigaciones biológicas, así como la carrera en investigación para aprovechar nuevas y mejores fuentes renovables de energía.

Sin lugar a dudas, uno de los retos para lograr la tan ansiada transición hacia energías renovables, pasa por la innovación y desarrollo tecnológico, pues datos de la AIE, revelan que la generación de energías con biocombustibles, apenas representan el 3.6 por ciento del total de la renovables, mientras que la generada con bagazo significa el 0.6 por ciento, la termoeléctrica 3.6 por ciento y la bioenergía 4.5 por ciento.

No obstante, el camino hacia la revolución energética ha comenzado y será indispensable que todas aquellas economías que pretenden seguir siendo parte del comercio mundial y de la nueva era de la automatización de la producción industrial en el mundo, aceleren en la medida de sus condiciones, la transición energética de sus mercados.