Las drogas también contaminan

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Por: Fernanda Ramírez, Directora General de Comunicación Spread Por si faltara algo al inmenso problema […]

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Por: Fernanda Ramírez, Directora General de Comunicación Spread

Por si faltara algo al inmenso problema de salud y social que representa la producción y el consumo de drogas ilícitas, estos productos son responsables de la emisión anual de alrededor de 70 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera, lo que equivale a aproximadamente las emisiones anuales de todo el sector de la aviación comercial, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Como cualquier industria de producción y consumo masivo, las drogas ilícitas pueden tener un impacto significativo en la biodiversidad, el agua, el aire y el suelo. La contaminación del agua es uno de los impactos más graves de la producción de drogas, no sólo por las grandes cantidades del vital líquido que se requieren para la elaboración, sino que también los productos químicos y los residuos tóxicos pueden filtrarse en las fuentes de agua locales, contaminando el suministro de agua y dañando la salud de la fauna y la flora acuáticas. 

Otro impacto importante de la producción de drogas es la deforestación debido a las grandes áreas de tierra necesarias para cultivar las materias primas, lo que puede tener un impacto significativo en la biodiversidad y en los ecosistemas locales. 

En Colombia, por ejemplo, la producción de cocaína ha sido un importante factor de deforestación, con más de 100,000 hectáreas de bosques tropicales destruidas cada año para el cultivo de hojas de coca.

Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la ONU, alrededor de 284 millones de personas de entre 15 y 64 años consumieron drogas en todo el mundo en 2020, lo que supone un aumento del 26 por ciento respecto a la década anterior. 

Este crecimiento ha presionado la producción, pero en comparación con las industrias legales, que están obligadas a compensar a la población y al medioambiente con medidas de mitigación con las que se tienen que cumplir, en el caso de las drogas evidentemente estas medidas son inexistentes, lo que agrava la situación. 

Por otro lado, los criminales no se preocupan por el desarrollo de tecnologías más limpias y sostenibles para su producción. 

Claro que el impacto medioambiental del cultivo y procesamiento de drogas ilícitas es relativamente pequeño en comparación con la agricultura y la ganadería intensivas, que provocan la degradación de los suelos, el uso masivo de tóxicos, el acaparamiento de tierras y el consecuente desplazamiento de comunidades, entre otros impactos. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser importantes a nivel local, comunitario e individual. 

Ante ello, las autoridades nacionales e internacionales deben atender de forma integral el consumo de drogas, no sólo por los problemas de salud y violencia que representan, también por las afectaciones que conllevan al medioambiental.