Movilidad para la descarbonización de la ciudad

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Por: Luisa Díaz, Corporate Sustainability Manager en Carbon Trust La Ciudad de México tiene el […]

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Por: Luisa Díaz, Corporate Sustainability Manager en Carbon Trust

La Ciudad de México tiene el potencial de ser una gran ciudad para ciclistas. Con un clima promedio de 16°C todo el año y ubicada en la segunda meseta más grande de América, la ciudad hace que los desplazamientos en bicicleta sean una solución viable para algunos de los problemas de vivir en este gigante urbano.

El sector transporte es responsable de una cuarta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de la ciudad, considerada una de las más contaminadas del mundo. A medida que la población crece, también lo hacen las necesidades colectivas de transporte rápido y conveniente. La Ciudad de México ya tiene una red vial saturada y un transporte público insuficiente.  Cada vez es más clara la necesidad de desarrollar una solución sostenible y amigable con el medio ambiente.

Se ha demostrado que conforme la infraestructura ciclista crece y más personas eligen viajar en bicicleta, las emisiones de GEI y otros contaminantes disminuyen. El uso extendido de estos sistemas conduce a una reducción en los viajes motorizados. Esto tiene un impacto positivo en la calidad del aire y contribuye a la descarbonización de la ciudad.

El número de viajes en el sistema de bicicletas públicas de Ciudad de México, Ecobici pasó de 6 mil en 2020 a 14 mil en 2021. Además, en los últimos veinte años se ha visto una serie de políticas y mejoras en la movilidad ciclista, como la construcción de ciclovías, la implementación de redes de bicicletas públicas, el lanzamiento de esquemas de movilidad ciclista y el desarrollo de programas de educación y comunicación sobre el uso de la bicicleta.

Sin embargo, la infraestructura ciclista de la ciudad sigue teniendo áreas de oportunidad, ya que aún es escasa, desconectada y centralizada. Uno de los principales retos ha sido la falta de coordinación entre las autoridades nacionales y locales para la planificación de proyectos de movilidad. 

Ecobici, por ejemplo, primero fue parte de la Secretaría de Movilidad (SEMOVI), pero poco después, se determinó que no contaba con la capacidad institucional para desarrollar un plan de bicicletas, por lo que se trasladó a la Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA) que había implementado programas ciclistas a pequeña escala. El resultado, una falta de comunicación y consistencia entre los proyectos relacionados con la bicicleta y los relacionados con otros modos de transporte.

Otro factor que ha frenado las políticas de movilidad ciclista es que los servicios que conforman el sistema de movilidad actual en la Ciudad de México no fueron diseñados para formar parte de una red integral de transporte, ni para estar conectados a la zona conurbada que ahora forma parte del área metropolitana. Debido a esto, es crucial que los procesos de creación y modificación de políticas se lleven a cabo bajo un enfoque integral e inclusivo. Ahora que el uso de la bicicleta es cada vez más popular, es importante que los proyectos se repliquen en más zonas de la Ciudad de México.

Actualmente, el Programa de Movilidad Integral de la Ciudad de México de la SEMOVI busca la creación de una política de movilidad urbana unificada en la que se consideren todos los modos de transporte (incluyendo bicicletas, scooters eléctricas, taxis, etc.). Esto tendrá que considerar la implementación de un sistema de optimización de rutas de transporte público y privado, especialmente en zonas que tienen una mayor tasa de uso de bicicletas.