Por amor al planeta
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Por: Valeria Olson, directora de Asuntos Corporativos de Alsea y vicepresidenta de Acción Política de […]
Por: Valeria Olson, directora de Asuntos Corporativos de Alsea y vicepresidenta de Acción Política de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC)
¿Qué tanto hacemos como sociedad a favor del medioambiente? Sin duda, cada individuo aporta un granito de arena según sus posibilidades y conciencia ambiental. Pero, ¿cómo se puede empujar aún más la participación de todas y todos para que no sea sólo un granito?
Una opción es a través de la sensibilización de los individuos sobre lo que está ocurriendo con la salud del planeta. Por medio de la información es como se puede impactar en cada uno de nosotros para que se reconozca que tenemos que ser más respetuosos con el medioambiente.
De lo anterior radica la importancia de fechas como el Día Mundial de la Educación Ambiental, que se celebra cada 26 de enero, ya que ofrece la oportunidad para que entidades públicas y privadas mejoren sus estrategias para sensibilizar a la mayor cantidad de personas sobre el cuidado de los recursos naturales.
Desde que en 1972 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció la Conferencia sobre el Medio Humano, muchos ciudadanos empezaron a reflexionar sobre el tema, lo que fue un logro positivo para este organismo internacional.
Cinco años después, en 1977, expertos de más de 70 países convocados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la ciudad de Tiflis, Georgia, definieron la necesidad de crear esta fecha y establecieron los objetivos principales de la Educación Ambiental en un documento conocido como la Declaración de Tiflis.
Lo que este manifiesto expone es la necesidad de que la educación ambiental sea impartida a personas de todas las edades y niveles, en el marco de la educación formal y no formal. Se concluía que brindar esta información es indispensable para garantizar la continuidad de actos sustentables del presente para que tengan consecuencias positivas en el futuro. Lo anterior, con una estrategia de información constante para generar la solidaridad, tanto del individuo, como del sector público y privado.
Desde entonces, la sensibilización del tema ha crecido. Hoy, cada vez más empresas integran en su modelo de negocio objetivos de sustentabilidad y establecen criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) y se preocupan por llevarlos a cabo. La conciencia en materia ambiental se asume con mayor naturalidad y compromiso.
En Alsea, como operador líder de restaurantes, reconocemos nuestra responsabilidad con el medioambiente, y contamos con metas de sostenibilidad específicas para el 2030. Por ejemplo, nos hemos comprometido a eliminar el desperdicio de alimentos en nuestros Centros de Distribución;
edificar unidades nuevas bajo parámetros propios de construcción de tiendas verdes; implementar energía limpia; reducir el consumo de energía eléctrica en 25 por ciento y del agua en 35 por ciento, así como a una gestión de residuos con prácticas 100 por ciento sustentables, entre otras acciones.
Sensibilizar a nuestros colaboradores sobre el impacto positivo que estas acciones de sostenibilidad tendrán para las futuras generaciones es un trabajo permanente. Poner en práctica buenas prácticas a favor del medioambiente, por más pequeñas que sean, suman para construir un mundo mejor. Hay que hacerlo por amor a nuestro planeta.