En poco tiempo, la letalidad del virus obligó a todos los países del planeta a cerrar
operaciones. Las empresas y negocios, debieron interrumpir de súbito sus actividades y la incertidumbre se apoderó prácticamente de toda actividad económica y humana.
Todo había cambiado y junto con el cierre de actividades, las empresas debieron responder y adaptarse para seguir operando y salvaguardar a su vez, la integridad de todos sus
colaboradores. La salud, se convirtió en el principal activo a preservar para garantizar la continuidad de los negocios.