Reflexiones hacia la paz hídrica

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Para este 2024, el lema del Día Mundial del Agua es “Agua para la paz”, […]

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Para este 2024, el lema del Día Mundial del Agua es “Agua para la paz”, un argumento muy poderoso que implica cómo el acceso a este recurso puede propiciar la amistad y los acuerdos, en tanto es un elemento esencial para la vida, es decir, para las actividades humanas, económicas, sociales y culturales, o desencadenar conflictos debido, entre otras cuestiones, a la competencia que genera, las disputas por acceso y calidad, conflictos transfronterizos, escasez, contaminación, y sobreexplotación.

El lema es por sí mismo relevante, sobre todo si ponemos en contexto algunas de las cifras más que reconocidas desde el ámbito global y nacional: de acuerdo con la Organización Nacional de las Naciones Unidas (ONU), “más de dos mil millones de personas alrededor del mundo no tienen acceso a este recurso ni servicios básicos de potabilidad y saneamiento”; y el aumento de la sequía extrema, “29 por ciento desde el año 2000” ha impactado a la salud, la calidad del aire, las tierras de cultivo y a los niveles de los cuerpos de agua que abastecen lagos y lagunas, y recargan pozos o acuíferos. 

En México, por ejemplo, “desde 2006 a la fecha, cada vez menos municipios han tenido acceso a agua todos los días. Aquel año, el 61 por ciento lo tenía; hoy, solo el 33 por ciento” (Ríos, 2023, párr. 2), y “de los 6.1 m3/seg que se abastecía el Sistema Cutzamala, ahora solo lo hace con el 3 o 4 m3/seg”. (Rosales, 2024).

Estos indicadores señalan que es momento de colaborar en una gobernanza hídrica eficaz, que promueva un uso eficiente del recurso, fortaleciendo el llamado a los actores involucrados para reducir el agotamiento de los recursos, trabajar en las fallas en el abastecimiento de agua, contrarrestar la sobreexplotación de acuíferos, resolver el escaso tratamiento de las aguas residuales, accionar sobre el desaprovechamiento del agua de lluvia, y reducir el acceso desigual e inequitativo entre la población.

Aun cuando se ha tomado acción, todavía quedan muchos desafíos que enfrentar respecto del tema; en primera instancia, reconocer si la gobernanza del agua ha sido efectiva o cuáles son los vacíos que se deben atender, y si cada actor en la toma de decisión ha hecho lo concerniente. En segundo lugar, qué tanto la gestión del recurso ha sido totalmente dirigida hacia una sostenibilidad hídrica entendida desde la visión de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el futuro.

Para consolidar esta sostenibilidad es primordial continuar garantizando la seguridad hídrica, es decir, agua suficiente en calidad y cantidad para los diferentes usos; de la misma manera, contribuir a la importancia de la implementación de innovaciones para disminuir la contaminación y la escasez; y el establecimiento de políticas públicas dirigidas a la protección de la población en riesgo por fenómenos hidrometeorológicos, por mencionar algunas acciones.

*Zulma Carballo. Es investigadora en Ciencias de la Sustentabilidad, Consultora en Comunicación y Sostenibilidad Corporativa.