Vanguardia Sostenible: Empresas redefinen su lucha contra el plástico

verdes

Escrito por verdes |

Por: Claris González Monreal, Fundadora de SM Global Cifras oficiales de la Organización de Naciones […]

plástico

Por: Claris González Monreal, Fundadora de SM Global

Cifras oficiales de la Organización de Naciones Unidas (ONU) indican que anualmente se producen más de 400 millones de toneladas de plástico y se estima que más de la mitad de ellos se utilizan una sóla vez y sólo el 10 por ciento se recicla. La pregunta es ¿a dónde quedan todos esos envases y productos plásticos que desechamos y cuál es su impacto en la salud?. Entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares, el equivalente al peso de 2200 Torre Eiffeles juntas. Además, otro alto porcentaje es quemado. Por lo tanto, son responsables de la contaminación del agua, la tierra y el aire; afectando la salud humana y la biodiversidad.

Afrontar la problemática de la contaminación por plásticos implica aprovechar los avances científicos y las soluciones ya existentes, pero va más allá de la mera utilización de tecnologías avanzadas. Para abordar con éxito esta crisis global, es imperativo que gobiernos, el sector privado y otras partes interesadas se comprometan a amplificar e implementar medidas efectivas y sostenibles. Este desafío requiere una colaboración integral y coordinada a nivel mundial para desarrollar e implementar estrategias que vayan desde la reducción en la fuente hasta la gestión eficiente de residuos plásticos. 

Es alentador observar que diversas empresas ya han asumido un papel proactivo en la lucha contra la contaminación por plásticos mediante la implementación de políticas enfocadas en el reciclaje y el uso más responsable de este material. Estas iniciativas empresariales demuestran que la sostenibilidad no solo es un imperativo ético, sino también un elemento clave para la viabilidad a largo plazo de cualquier entidad comercial.

Empresas líderes han adoptado estrategias integrales que abarcan desde la reducción del uso de plásticos de un solo uso hasta la promoción de prácticas de reciclaje eficaces. La incorporación de envases ecoamigables, la transición hacia materiales biodegradables y la incentivación de sistemas de recarga y reutilización son ejemplos concretos de cómo algunas compañías han redefinido sus procesos para minimizar su huella plástica.

Un ejemplo son las marcas John Frieda, Bioré y Jergens, enfocadas al cuidado y bienestar personal, que han asumido un compromiso significativo para abordar la creciente amenaza de la contaminación por plástico. Estas marcas han adoptado un enfoque integral centrado en las 4R: reducir reemplazar, reutilizar y reciclar Como parte fundamental de su estrategia para desarrollar envases con un bajo impacto ambiental.

RecyCreation: Innovación para Mejorar la Circulación de Recursos Plásticos

Un paso crucial del compromiso de las marcas mencionadas es la iniciativa “RecyCreation“, lanzada en 2015, que busca mejorar la circularidad del plástico y generar nuevo valor a partir de los envases desechados. Este programa, basado en la tecnología e innovación, ha logrado recolectar hasta la fecha más de 1.07 millones de envases rellenables usados, equivalentes a 19.3 toneladas.

RecyCreation no solo se trata de recolección, sino que implica la colaboración activa con consumidores, empresas y organismos gubernamentales. Actualmente, se desarrolla en cinco zonas específicas en Japón, donde se experimenta con la fabricación de resina reciclada a partir de los envases recolectados, creando los llamados “Bloques Okaeri”. Estos bloques, devueltos a las comunidades, se utilizan de diversas formas en desarrollo urbano, educación ambiental y sensibilización, demostrando la circularidad de los recursos. Se espera que en los siguientes años esta iniciativa se implementada a nivel global.

Hacia el Reciclaje Horizontal: Una Visión Integral

Los esfuerzos de John Frieda, Bioré y Jergens no se limitan a la recolección y reciclaje convencional. Se centran en el diseño de envases más fáciles de reciclar, la investigación de tecnologías de reciclaje y el desarrollo de envases fabricados con plásticos reciclados. Los envases rellenables, a pesar de su dificultad para reciclarse debido a sus múltiples capas de materiales compuestos, son objeto de investigación en una planta piloto para el reciclaje de envases de película.

Estos ejemplos de buenas prácticas empresariales no solo tienen un impacto directo en la disminución de la contaminación plástica, sino que también establecen un precedente valioso para inspirar a otras organizaciones a seguir su camino hacia la sostenibilidad. Algunas compañías no solo se limitan a adoptar cambios internos, sino que también participan activamente en iniciativas colaborativas con otras entidades del sector privado, organizaciones gubernamentales y grupos de la sociedad civil. Esta colaboración transversal es esencial para abordar la problemática desde múltiples perspectivas y asegurar que las soluciones adoptadas sean holísticas y efectivas a largo plazo.

En definitiva, estas empresas pioneras no solo están contribuyendo a la reducción de la contaminación plástica, sino que están marcando el camino hacia un modelo de negocios más sostenible y comprometido con el cuidado del medio ambiente. Su ejemplo resalta la importancia de que más organizaciones se sumen a esta causa global, reconociendo la urgencia de actuar y asumir responsabilidades en la preservación del planeta para las generaciones futuras.

Esta contribución es parte fundamental de los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) que se han convertido en un indicador clave del compromiso de una empresa con la sostenibilidad integral. Inversionistas, consumidores y otras partes interesadas están cada vez más atentos a las prácticas empresariales que van más allá de la rentabilidad financiera y se alinean con los valores éticos y ambientales. La inclusión de estos criterios en la toma de decisiones corporativas no solo asegura la responsabilidad en términos ambientales, sino que también fortalece la reputación y la resiliencia a largo plazo de las organizaciones.