LAS EMPRESAS VERDES

Liderazgo humano para una construcción sostenible

Construcción sostenible

Por: Sandra Quintana, Chief People Officer de Holcim México

La sostenibilidad ha dejado de ser una tendencia para convertirse en un imperativo que redefine la manera en que concebimos, diseñamos y construimos nuestro entorno. En esta nueva etapa, donde la presión ambiental y social se intensifica y las expectativas del mercado evolucionan, el verdadero motor del cambio no es únicamente la tecnología o la innovación material, sino las personas. El liderazgo humano, ejercido con propósito y visión, se ha convertido en el pilar que impulsa la transformación sostenible del sector de la construcción.

El sector enfrenta desafíos tan amplios como profundos. Es, a la vez, un motor del desarrollo económico y uno de los mayores responsables del consumo de recursos naturales y de las emisiones globales de carbono. Un estudio publicado en la revista científica Sustainability, titulado “The Role of Leadership in Promoting Sustainability in the Construction Industry: A Systematic Review”, advierte que la industria “ha contribuido significativamente al desarrollo socioeconómico, pero también al deterioro ambiental y a la extracción intensiva de recursos”, por lo que urge una transformación de liderazgo que impulse prácticas sostenibles a lo largo de todo el ciclo de vida de los proyectos. 

En la misma línea, el Project Management Institute (PMI) señala que la construcción representa alrededor del 6.7 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y que los inversionistas, reguladores y clientes ya no evalúan el éxito sólo en términos financieros, sino también por su impacto ambiental y social.

Ante ese panorama, el liderazgo humano adquiere un rol estratégico. Liderar en sostenibilidad no significa únicamente dirigir equipos o cumplir con métricas; implica inspirar una nueva forma de pensar y actuar. Los líderes del sector debemos ser capaces de conectar la rentabilidad con la responsabilidad, y  traducir la sostenibilidad en una convicción compartida, no en una obligación impuesta. El estudio de Sustainability antes citado demuestra que los estilos de liderazgo transformacional —basados en la empatía, la comunicación y la visión compartida— son los más efectivos para generar comportamientos sostenibles dentro de las organizaciones. Esa capacidad de movilizar el talento en torno a un propósito colectivo es, sin duda, la diferencia entre adaptarse al cambio o protagonizarlo.

Pero la sostenibilidad no se sostiene sin talento. De acuerdo con el informe Bridging the Green Skills Gap de AECOM (2023), sólo uno de cada ocho trabajadores en el mundo posee actualmente habilidades vinculadas a la sostenibilidad, mientras que la demanda de estas competencias creció un 22.7 % en un año. En el sector de la construcción, esta brecha es aún más evidente, la necesidad de profesionales capacitados en eficiencia energética, diseño circular o gestión ambiental supera con creces la oferta disponible, según un análisis reciente de One Click LCA. Este desequilibrio evidencia que la transición hacia una economía baja en carbono no depende únicamente de políticas públicas o innovación tecnológica, sino de la capacidad de las empresas para desarrollar y retener talento con una mentalidad sostenible.

Como destaca Bain & Company en su estudio A Talent Strategy for Sustainability: Skills Matter, but Mindset Is Everything (2023), las competencias son fundamentales, pero la mentalidad lo es todo. Las organizaciones que comprendan esto estarán mejor preparadas para liderar el cambio. No se trata solo de enseñar nuevas habilidades técnicas, sino de fomentar una cultura donde las personas entiendan el propósito detrás de su trabajo, se sientan parte de la solución y vean la sostenibilidad como un valor inherente a su quehacer diario.

En la empresa donde trabajo creemos  que sostenibilidad y talento son dos caras de la misma moneda. Nuestro compromiso es formar líderes que comprendan la complejidad del cambio climático y de la transformación industrial, pero también la dimensión humana de ese proceso. Promovemos entornos de trabajo colaborativos, con aprendizaje continuo, movilidad interna y diversidad de pensamiento, porque sabemos que la pluralidad de perspectivas enriquece las soluciones y acelera la innovación. De esta manera no imponemos la sostenibilidad, sino que la cultivamos e inspiramos, liderando con coherencia.

El reto, sin embargo, va más allá de la capacitación técnica. La transformación sostenible requiere una evolución cultural. La urgencia del cambio a veces se enfrenta con estructuras tradicionales, y las competencias blandas, como la empatía, la comunicación del propósito, el manejo de la diversidad o la gestión del cambio y del talento, siguen estando subestimadas, aunque sean determinantes para el éxito. La diversidad generacional y de género también demanda nuevas formas de liderazgo, ya que las nuevas generaciones buscan proyectos con propósito, líderes auténticos y empresas que contribuyan positivamente a la sociedad.

La construcción sostenible, en última instancia, no depende solo del cemento o del acero, sino del ser humano que diseña, ejecuta y mantiene las infraestructuras del futuro. Si aspiramos a una industria ambientalmente responsable, socialmente justa y económicamente viable, debemos apostar decididamente por las personas. 

Hoy el talento humano es la ventaja competitiva de las empresas que marcarán la diferencia, así que es importante dejar de ver a las personas como un recurso más, y empezar a reconocerlas como el corazón de la transformación sostenible.

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