La apuesta por el hidrógeno azul

Los expertos han demostrado su preocupación de que las empresas que producen hidrógeno azul en realidad estén aprovechando el excedente de carbón.

Hasta hace unos años producir hidrógeno era un proceso muy contaminante, el llamado hidrógeno negro se produce de la combustión del gas o el carbón, resultando una gran cantidad de dióxido de carbono que se desprendía a la atmósfera.

Naturalmente, en la búsqueda de mejores alternativas para cuidar el medio ambiente, recientemente se produce el llamado hidrógeno verde, el cual se produce a partir de energías renovables y limpias como la energía solar, geomasa, eólica y calor geotérmico; sin embargo, para lograrlo se necesita una gran infraestructura que algunos consideran es mejor utilizar para producir electricidad y calor en los hogares.

En medio encontramos al llamado hidrógeno azul, aquel que se obtiene utilizando combustibles fósiles como el carbón o el gas, pero capturando el dióxido de carbono resultante para que no escape a la atmósfera.

Sin embargo, muchos dudan de que esta tecnología realmente sea eficiente y logre evitar al 100 por ciento que el dióxido de carbono escape, por lo que diversos organismos ecologistas han pedido sean supervisadas las empresas que se dedican a producir hidrógeno de esta forma.

Varios expertos han externado su preocupación de que estas empresas que producen hidrógeno azul en realidad estén aprovechando el excedente de carbón que aún tienen en sus inventarios y que se siga contaminando la atmósfera.

En este momento Europa vive una de sus mayores crisis energéticas de su historia debido a la invasión rusa en Ucrania, lo que ha puesto sobre la mesa la necesidad de acelerar el proceso para producir más hidrógeno verde; debido al aumento del gas. Mientras que del otro lado del mundo, los Estados Unidos apuestan más por el hidrógeno azul ya que cuentan con bastante suministro de este hidrocarburo.

Las cifras indican que para separar el hidrógeno del agua, usar gas o carbón es 10 veces más eficaz que hacerlo a través de energías renovables. Algunos informes sugieren que para 2030 el hidrógeno verde será económicamente viable, pero al final se tiene que acelerar la economía del hidrógeno: el reto es conseguirlo de una manera económicamente viable que desplace o sustituya a los combustibles fósiles de los que se ha dependido históricamente.