Incluir insectos en la dieta podría reinventar la alimentación

Miriam Jimenez

Escrito por Miriam Jimenez |

La entomofagia es una práctica milenaria basada en el consumo de insectos, que ha dejado […]

insectos

La entomofagia es una práctica milenaria basada en el consumo de insectos, que ha dejado de ser una costumbre exótica para convertirse en una tendencia culinaria a nivel global. Debido al aumento de la población y los problemas ambientales, cada vez es más importante encontrar proteínas más sostenibles que se incorporen a la alimentación diaria. 

En la actualidad, México cuenta con 549 especies de insectos comestibles, convirtiéndose en uno de los líderes mundiales en este tema. En las regiones centro, sur y sureste del país, se pueden encontrar diversas variedades como: pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles. 

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Helsinki, reemplazar alimentos de origen animal por insectos, podría disminuir el calentamiento global, el uso del agua y el uso de la tierra en más de 80 por ciento. 

La industria de los insectos comestibles contribuye a siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde se abordan temas como: hambre cero, seguridad alimentaria, salud y bienestar, agua limpia, crecimiento económico sostenible e inclusivo, industria, innovación e infraestructura.

Oportunidades y desafíos

Debido al desafío de alimentar a más de 9 millones de personas en 2050, la cría de insectos surge como una solución sostenible, contrarrestando a la industria ganadera. La FAO revela que 25 por ciento de la superficie habitable se destina a pastos para ganado y un tercio de las tierras cultivables al alimento para mantener la ganadería.

No obstante, uno de los mayores desafíos que enfrenta la adopción de los insectos en la dieta diaria, es la resistencia cultura, las preocupaciones del bienestar animal y los marcos legales insuficientes. Según los expertos, los cambios en el comportamiento del consumidor podrían impulsar hacia una alimentación más sostenible. 

Finalmente, la Universidad de Wageningen en Países Bajos ha identificado a más de 2 mil especies comestibles de insectos y arácnidos, destacando su riqueza en proteínas, ácidos grasos instaurados, aminoácidos, vitaminas y minerales. Insectos como los grillos, tienen 65 por ciento de contenido proteico de eso, superando significativamente a la carne de res con 23 por ciento.