¿Adiós al tratado de energía en Europa?

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

Al abandonar el acuerdo internacional, la Unión Europea buscará dar mayor certeza jurídica a las […]

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Al abandonar el acuerdo internacional, la Unión Europea buscará dar mayor certeza jurídica a las inversiones verdes para cumplir con los objetivos medioambientales trazados a mediano y largo plazo.

Argumentando que en su forma actual es incompatible con los objetivos climáticos del Pacto Verde Europeo y el Acuerdo de París, la Unión Europea (UE) decidió abandonar el Tratado de la Carta de la Energía (TCE), el cual ha sido firmado por 52 países. Esto podría generarle importantes implicaciones, sobre todo económicas.

Desde 2018, el bloque buscó modernizar el acuerdo, para alinear sus disposiciones con las políticas de inversión y objetivos climáticos, pero no logró reunir el apoyo necesario entre los Estados miembro para ratificar las reformas propuestas. En buena medida, debido a que este pacto ha sido utilizado por empresas de combustibles fósiles para desafiar legalmente las políticas climáticas de las distintas naciones, lo que resultó en demandas multimillonarias.

El TCE es un acuerdo multilateral firmado en 1994 y diseñado para facilitar la cooperación internacional en el sector energético y proteger las inversiones en energía. Establece un marco legal para la seguridad energética, a través de mercados abiertos y competitivos, y ofrece mecanismos de protección para las inversiones extranjeras en el sector energético.

El tratado incluye una cláusula de “puesta del sol”, que extiende las protecciones a las inversiones por un periodo de 20 años cuando un país decide abandonar el pacto. Esto podría disuadir a los gobiernos de implementar políticas climáticas más agresivas.

Desde una perspectiva social, la salida del TCE podría liberar a los Estados miembros para implementar políticas energéticas más sostenibles, sin el temor a represalias legales, lo que podría acelerar la transición hacia fuentes de energía renovable y reducir la dependencia de combustibles fósiles, beneficiando a las comunidades afectadas por la contaminación y el cambio climático.

Consecuencias medioambientales

En términos medioambientales, la salida del TCE es vista como un paso positivo hacia la consecución de los objetivos climáticos de la UE. “Con el Pacto Verde Europeo estamos reformando nuestras políticas energéticas y de inversión para un futuro sostenible”, afirmó Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea. “El TCE, en su forma actual, no está alineado con la Ley Climática de la UE, ni con nuestros compromisos bajo el Acuerdo de París”.

Esta decisión permitirá a la UE centrarse en construir un sistema energético eficiente y competitivo que promueva y proteja las inversiones en energía renovable, esencial para mitigar el cambio climático y proteger la biodiversidad.