La tecnología juega un papel crucial para mitigar los potenciales embates del cambio climático. En el caso de las energías…
La tecnología juega un papel crucial para mitigar los potenciales embates del cambio climático. En el caso de las energías renovables, ha avanzado en la captación y la utilización, como en la solar, la eólica, la hidroeléctrica, la geotérmica y la mareomotriz. Estas fuentes de energía producen menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles. De igual forma, la capacidad de almacenar energía de forma eficiente y a gran escala es fundamental para la integración exitosa de las energías renovables en las redes eléctricas.
Las herramientas tecnológicas se aplican para desarrollar equipos y sistemas más eficientes en términos energéticos, desde electrodomésticos y edificios inteligentes, hasta sistemas de transporte.
A este frente se suma la Inteligencia Artificial, cuyo uso ha agilizado el análisis de datos para que cada vez más gobiernos, empresas y la sociedad civil, trabajen juntos en beneficio común. Este tema considera ampliar los esfuerzos para consolidar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, para construir un planeta más verde y económicamente justo.
Los expertos en IA obtienen conocimientos para optimizar los modelos predictivos en cuanto al clima, esto, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial. También es posible hacer un seguimiento de los índices de la contaminación y la calidad del aire.
La IA provee datos clave sobre la neutralidad de carbono. Sus algoritmos son esenciales para alcanzar los objetivos mundiales de neutralidad de carbono y para minimizar el impacto medioambiental. En cuanto a la consecución del acceso universal a una energía asequible y limpia en 2030, esta tecnología puede aumentar la eficiencia de las fuentes renovables y así reducir la huella de carbono.
De manera paralela, con la obtención de imágenes por satélite es posible mapear el impacto de la deforestación en la crisis climática. Space Intelligence afirma estar trabajando en más de 30 países y haber mapeado más de un millón de hectáreas desde el espacio. La tecnología de la empresa mide, a distancia, parámetros como los índices de deforestación y la cantidad de carbono almacenado en un bosque. Sin duda, un avance que ayudará a muchos gobiernos a tomar decisiones.
Sin embargo, antes de la IA, para Natura la preservación de las zonas verdes, como la Amazonía, sus recursos y biodiversidad, ha sido uno de nuestros mantras. Hemos cultivado el compromiso y la actuación para enfrentar el cambio climático y sus impactos, yendo más allá de metas y objetivos para reducir la huella de carbono. Desarrollamos iniciativas de acción y justicia climáticas. Así, el uso de energías renovables y de agricultura de bajo carbono, al igual que promover cambios en la conducta del consumidor, forman parte de una acción exitosa.
Finalmente, es importante destacar que la tecnología no será suficiente: se requieren cambios en políticas, comportamientos individuales y la adopción generalizada de prácticas sostenibles para mitigar este desafío global. Y el 2030 está cada vez más cerca.