Bastro brinda una segunda vida a las baterías de autos eléctricos

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Nam Juny, un veterano de la industria automotriz, ha identificado una oportunidad en el incipiente […]

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Nam Juny, un veterano de la industria automotriz, ha identificado una oportunidad en el incipiente mercado mundial de baterías de vehículos eléctricos. A través de su empresa emergente, Bastro, con sede en Seúl, busca reutilizar las baterías de vehículos eléctricos que ya no pueden alimentar automóviles, pero aún conservan una capacidad para actividades secundarias. 

La estrategia está en linea con la visión de una “economía circular”, donde los recursos se utilizan de manera eficiente y se minimizan los desperdicios. El enfoque de Bastro se basa en brindar una segunda vida a estas baterías, convirtiéndolas en unidades de energía portátiles para uso doméstico en caso de cortes de energía.

Nam argumenta que el reciclaje de baterías de vehículos eléctricos es un proceso complejo y que consume mucha energía. En lugar de desmantelar las baterías y reciclar sus componentes, Bastro apunta a prolongar la vida útil de las baterías en aplicaciones secundarias. Según Nam, una batería de vehículo eléctrico debería poder durar 10 años en un automóvil, seguidos de otros 10 años con algún otro propósito. Enfatiza que enviar baterías para reciclar cuando solo hayan alcanzado la mitad de su vida útil es un desperdicio innecesario.

Uno de los desafíos que enfrenta Bastro es garantizar la seguridad de las unidades de energía que producen. Aunque se especializan en baterías de níquel-manganeso-cobalto (NMC) reutilizadas, estas baterías tienen un historial de incendios. Por lo tanto, Bastro se compromete a realizar pruebas exhaustivas para garantizar la seguridad antes de que las unidades sean utilizadas por los consumidores. Además de la seguridad, se plantea la necesidad de pruebas a gran escala para evaluar el estado de salud de las baterías de vehículos eléctricos usados, lo que influirá en su valor.

La reutilización de baterías de vehículos eléctricos abre un nuevo mercado, y aún no está claro quién estará mejor posicionado para capturar su valor en la cadena de suministro. Fabricantes de baterías, recicladores, fabricantes de automóviles, distribuidores, empresas de arrendamiento, compañías de seguros, propietarios de chatarrerías y propietarios de vehículos individuales podrían competir por una posición en esta industria emergente. Además, el rol de los consumidores en la gestión de sus baterías usadas puede influir en la sostenibilidad de la cadena de suministro de vehículos eléctricos en su conjunto.

Nam se centra en desarrollar productos innovadores y expandir su red de depósitos de chatarra mientras espera el crecimiento de la oferta y la demanda de baterías usadas, lo cual está pronosticado para que se dé muchos años después.

A nivel mundial algunas de las empresas recicladoras de baterías más importantes son la belga Umicore, que recupera los metales mediante una combinación de pirometalurgia e hidrometalurgia, y recicla unas 35 mil baterías de vehículos eléctricos al año en su planta piloto.

En Alemania, una de las naciones líderes en electromovilidad, hay al menos seis empresas que tienen instaladas sus recicladoras: Accurec, Duesenfeld, Primobius, Redux, Erlos y Volkswagen. Esta última ha iniciado un proceso innovador que no requiere una fusión de alto consumo energético en un alto horno, y logra una tasa de reciclaje superior al 90 por ciento a largo plazo . Además, el año pasado, BASF anunció una nueva planta para 2023.

En Suiza, otro país con una alta penetración de vehículos eléctricos, las dos firmas principales de reciclaje son Batrec y Kyburz. La primera se encuentra en la ciudad de Wimmis y la segunda, en Freienstein.

En México, la empresa china Ganfeng Lithium, proveedora de Tesla, ha anunciado la construcción de una planta de reciclaje de baterías de iones de litio en el estado de Sonora, cerca del yacimiento que la empresa británica Bacanora está explotando. La planta abastecerá al creciente mercado de vehículos eléctricos de Estados Unidos, y reciclará baterías de los automóviles Tesla, así como de los autobuses eléctricos fabricados en China.