Ecofeminismo, una vía para el empoderamiento de las mujeres

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El ecofeminismo busca reconstruir y reformular conceptos como el de la economía, la producción, el […]

El ecofeminismo busca reconstruir y reformular conceptos como el de la economía, la producción, el progreso, el trabajo y los individuos.

Hay una tendencia que está tomando fuerza y entrelaza dos corrientes oprimidas. Estas corrientes de pensamiento se están uniendo para transformarse en beneficio de los ciudadanos y el medio ambiente: se trata del ecologismo y el feminismo.

Esta ideología analiza las creencias del modelo de vida patriarcal, ecocida y capitalista. Hace una denuncia sobre los riesgos a los que somete a las personas y al resto del mundo, y sugiere una serie de miradas alternas para intentar revirar la guerra que parece existir contra la vida.

El ecofeminismo busca reconstruir y reformular conceptos como el de la economía, la producción, el progreso, el trabajo y los individuos. También trata de revertir una cultura jerárquica, que considera que unas vidas valen más que otras, y que somete con violencia todo lo que pretenda poner límites a la maximización del beneficio.

Y es que resulta lógico que las mujeres al no sentirse identificadas o más bien dignificadas, sobre todo en regiones donde persisten los procesos de explotación ambiental, han propiciado el surgimiento de una lucha no solamente por la defensa de un territorio, sino por hacer valer sus derechos.

Aunque la lucha es más grande y riesgosa siendo mujeres. Según un informe de Global Witness, titulado ‘Última línea de defensa’, en septiembre de 2021, más de la mitad de los ataques en contra de activistas ambientales ocurrieron en tan sólo tres países: Colombia, México y Filipinas.

En 2020, se registraron 227 ataques letales, lo que establece un promedio de más de cuatro personas asesinadas por semana y lo convierte, una vez más, en el año más peligroso registrado para las personas que defienden sus hogares, la tierra y los medios de vida, así como los ecosistemas que son vitales para la biodiversidad y el clima.

“Como siempre, estos ataques letales ocurren en el contexto de una gama más amplia de amenazas contra las personas defensoras, que incluyen intimidación, vigilancia, violencia sexual y criminalización. Las cifras son, casi con certeza, una subestimación, ya que muchos de los ataques contra personas defensoras no son denunciados”, se puede leer en la investigación de Global Witness.

Existe un gran número de mujeres que han emprendido acciones para beneficiar a sus comunidades y a su entorno, aún a pesar de los peligros. Un ejemplo de ello es el Centro de Servicios Comunitarios Mujeres en Lucha de San Miguel Topilejo, donde un grupo de mujeres se organizaron para transformar un sitio insalubre e inseguro en un lugar lleno de esperanza donde desarrollan diversas actividades y ofrecen comida a los más necesitados.

Otro grupo de mujeres creó el Colectivo Amasijo, donde se encontraron nuevas formas de incidencia socioambiental mientras ellas cocinan tamales de elote.

Los ejemplos de mujeres defendiendo la vida, los ecosistemas y sus hogares son infinitos. Las mujeres son invensibles, mueven al mundo, organizan, crean, se comprometen y se entregan a pesar de los retos que son muchos y son también desalentadores.