El peligro de los químicos eternos en la salud

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Los químicos eternos llegan al torrente sanguíneo donde se acumulan en órganos vitales como el […]

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Los químicos eternos llegan al torrente sanguíneo donde se acumulan en órganos vitales como el hígado y el riñón.

En 1938, un joven químico llamado Roy Plunkett, quien en ese momento trabajaba para Dupont, descubrió un nuevo grupo de compuestos químicos eternos denominados perfluoroalquiladas y polifluoralquiladas (PFAS) que se crean mediante la fusión de átomos de carbono y flúor, lo que hace que los compuestos sean prácticamente irrompibles. 

Estos compuestos han sido utilizados en la fabricación de diversos materiales donde se requiere la resistencia al agua, al aceite o a las manchas, Sin embargo, estos pueden llegar a contaminar nuestros alimentos, el agua y la tierra. Y así llegan hasta nuestro torrente sanguínea, donde al parecer les gusta vivir, y se acumulan en diversos órganos como el hígado y el riñón donde permanecen toda la vida.

Aunque se utilizan estos compuestos químicos desde hace mucho tiempo, es en años recientes que los científicos han comprendido más sobre ellos y han advertido de los daños al medioambiente y los peligros a la salud humana.

Se sabe que las PFAS se las puede encontrar en todas partes, literalmente han sido halladas hasta en el Polo Norte y en el fondo del mar, y también se sabe que ahí permanecerán para siempre, esto debido a su naturaleza química (son una fusión de carbono y flúor) y eso las hace prácticamente indestructibles.

Lo que se ha buscado recientemente es bajar al mínimo la producción de materiales que contengan estas sustancias, principalmente de aquellos utilizados en los empaques de alimentos, como las deliciosas hamburguesas y papas comercializadas por las grandes cadenas de franquicias, en las que,m han sido encontradas cantidades mínimas de estos químicos, lo que las llevo a emitir un comuicado declarado que dejarán de utilizar materiales que contengan PFAS para 2025.

Aunque las autoridades sanitarias han pedido a las personas no alarmarse, pues a pesar de todo, no se tienen datos precisos de los daños provocados a la salud, se relacionan con daños hepáticos, enfermedad tiroidea, obesidad, problemas de fertilidad y cáncer; e incluso algunos estudios buscan determinar su relación con la baja eficacia de las vacunas contra Covid-19 en algunas personas.

Los PFAS se utilizan en muchos procesos industriales y de consumo, entre los que destacan:

  • Envasado de alimentos: recipientes de comidas rápidas, papel de fiambre y platos desechables, con revestimientos no adherentes al aceite, al agua y a la grasa en los envases de alimentos.
  • Ropa y textiles: alfombra y tapizado resistente manchas y al agua, ropa resistente al agua, tiendas de campaña, paraguas, zapatos y marroquinerías.
  • Productos domésticos: utensilios de cocina con teflon, artículos de limpieza, ceras, abrillantadores y adhesivos.
  • Cosméticos y productos de cuidado personal: champús, acondicionadores, protectores solares, y el hilo dental.
  • Recubrimientos para edificios y exteriores: pinturas y selladores.
  • Uso industrial: enchapado y acabado de metales, recubrimientos de alambre, fluidos automotrices y césped artificial.
  • Espumas de extinción de incendios.

Ante la más reciente preocupación por los posibles daños que puedan causar las PFAS, en Europa se creó la iniciativa Biomonitorización Humana de la UE (HBM4EU) que también aborda el problema de las PFAS. La HBM4EU es una empresa conjunta de treinta países su iniciativa consiste e coordinar y promover la biomonitorización humana en Europa que puede ofrecer mejores pruebas de la exposición real de la ciudadanía a las sustancias químicas.