Empresas con emisiones negativas

verdes

Escrito por verdes |

Por Alicia Galindo, Profesora investigadora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey. Es […]

emisiones negativas

Por Alicia Galindo, Profesora investigadora de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.

Es bien sabido que para mitigar los efectos del cambio climático necesitamos mantener el calentamiento global debajo de los 1.5 grados por encima de los niveles preindustriales, para así reducir y evitar la acumulación de las emisiones de CO2. Mientras gobiernos y sectores industriales están tomando esta tarea urgente, existe otra alternativa esencial para limitar el crecimiento en la temperatura global: remover el carbono de la atmósfera a través de la creación de emisiones negativas, de las que, por cierto, las empresas pueden beneficiarse.

Existen diferentes soluciones relacionadas con las emisiones negativas. La primera se relaciona con soluciones climáticas naturales (NCS, por sus siglas en inglés), como la reforestación que usa mecanismos biológicos. La segunda se conoce como eliminación diseñada o engineered removals y un ejemplo es la bioingeniería, con la captura de carbón y el almacenamiento o la captura directa del aire; esta última es un proceso que “secuestra” el aire del medio ambiente que contiene CO2 y que puede servir para la generación de combustible, entre otros usos.

Las empresas pueden beneficiarse de las emisiones negativas, ya que éstas ofrecen oportunidades económicas. Un ejemplo es Microsoft, que está comprometida en comprar un portafolio de proyectos sobre emisiones negativas, como parte de su esfuerzo para convertirse en una empresa de emisión negativa en el 2030, y para el 2050 ser una de las primeras empresas en haber removido todas sus emisiones emitidas, directa o indirectamente, desde que la empresa se fundó, en 1975.

Esta visión trae efectos positivos entre los clientes, inversionistas y otros stakeholders, que buscan, por diferentes medios, mantener una etiqueta verde en sus portafolios y en el consumo.

Las empresas también pueden verse beneficiadas al neutralizar las emisiones de sus cadenas de suministro, que en muchos casos es muy difícil de medir por el poco control o control indirecto y nulo de las mismas. Estas emisiones de la cadena de suministro, que también son consideradas como emisiones residuales, requieren de inversiones económicas altas que también conllevan una factibilidad técnica que hoy en día es imposible.

Otro impacto positivo sería la generación de empleos en la industria que rodea al desarrollo de emisiones negativas. A todo esto, es necesario un mercado que opere certificados o créditos de emisiones negativas, que al día de hoy no existe. Sin embargo, los esfuerzos del Taskforce on Scaling Voluntary Carbon Markets en su comisión de emisiones negativas ha establecido ciertos elementos que irán dándole forma a este mercado.

Mientras dichos mercados van tomando forma, los líderes en las empresas deben de considerar cómo hacer de las emisiones negativas parte de la agenda y del ADN de sus organizaciones, ya que los beneficios económicos de la sostenibilidad superan por mucho el efecto del cambio climático, no sólo en los negocios, sino en la humanidad.