Europa se enfila a la desregulación del sector eléctrico

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Escrito por verdes |

Un aumento de precio del gas para el usuario final en Europa ha obligado a […]

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Un aumento de precio del gas para el usuario final en Europa ha obligado a que los gobiernos comiencen a intervenir para tratar de bajar la inflación.

Después de la Segunda Guerra Mundial los países dejaron que el precio del gas se regulara a través de un libre mercado que generaba mayor competencia y garantizaba precios más bajos; sin embargo, las nuevas condiciones generadas por la guerra en Ucrania ha provocado que los costos de este hidrocarburo hayan subido hasta 80 por ciento en los últimos meses.

Por este motivo la Unión Europea ha decidido que es momento de inyectar grandes cantidades de recursos económicos para garantizar un precio “pagable” para sus ciudadanos.

Por ejemplo, en el caso de la Gran Bretaña, se espera que en los siguientes días, la nueva primera ministra Liz Truss  anuncie el congelamiento de las facturas de electricidad, que tendría un costo para el gobierno de 170,000 millones de dólares.

Por su parte, Alemania también anunció que extenderá una línea de crédito por 9,000 millones de dólares a la empresa de gas Uniper, para evitar su quiebra, y un paquete de ayuda por 64,720 millones de dólares para apoyar la economía de los hogares de cara al invierno.

Otra medida importante es el anunció de la Comisión de la Unión Europea sobre la decisión de topar el precio del gas ruso, después de que el Kremlin aceptara que cerró el suministro de gas a través del ducto Nord Stream 1 como represalia a las sanciones impuestas por la Unión Europea.

Lo que algunos analistas señalan a partir de este escenario es que el tema de la regulación en el precio del gas es un tema que llegó para quedarse, al menos a mediano plazo, pues hasta que no haya mejores reglas para garantizar mejores precios, los gobiernos mantendrán el control para evitar un daño mayor a sus economías.

Además señalan la necesidad de establecer mejores reglas del juego para las energías limpias, pues consideran que es injusto que sus precios dependan en gran medida de las fluctuaciones de las energías no renovables.

Lo cierto es que el juego energético en el mundo ha cambiado, y nos enfrentamos a un escenario donde las decisiones de los más poderosos ponen en riesgo el bienestar de millones de personas en el mundo, y donde las energías fósiles aún siguen siendo un arma para determinar las economías de todo el mundo.