Riesgos renales: asociados con dietas altas en grasas y azúcares
Escrito por Miriam Jimenez |
De acuerdo con la nutrióloga Aidee Luna Torres, la dieta de millones de mexicanos se […]
De acuerdo con la nutrióloga Aidee Luna Torres, la dieta de millones de mexicanos se caracteriza principalmente por su alto consumo de grasas y azúcares, cuya ingesta puede ser un factor de riesgos renales, incluido el desarrollo de enfermedades como diabetes o hipertensión. Ambas enfermedades son las principales detonantes de la Enfermedad Renal Crónica (ERC).
“La diabetes no tratada o mal controlada puede llevar a complicaciones serias, entre ellas la ERC, que es un problema de salud pública cada vez más relevante en nuestro país. Además, el elevado consumo de refrescos, tiene un promedio de 163 litros al año por persona, lo que coloca a nuestro país en el primer lugar a nivel mundial, superando un 40 por ciento a Estados Unidos”, mencionó la nutrióloga.
Según la especialista, el exceso de azúcar es un factor de riesgo directo para el desarrollo de enfermedades como la diabetes y la hipertensión, que a su vez, agravan la salud renal. “Cada vez más pacientes presentan deterioro renal debido a una dieta alta en azúcares y sodio, lo cual podría prevenirse con una mejor orientación nutricional”, afirmó.
Mientras que, la obesidad que está estrechamente relacionada con la diabetes y la hipertensión, agrava aún más la situación, debido a que, la salud renal en México requiere un enfoque preventivo, similar al que se realiza en la lucha contra la obesidad.
“Es crucial que la salud renal se convierta en una prioridad de salud pública, al igual que lo es la reducción de la obesidad, ya que ambos problemas están íntimamente conectados y deben abordarse conjuntamente”, enfatizó.
Nutrición adecuada
Cabe mencionar que, una nutrición balanceada no solo implica la adopción de buenos hábitos alimenticios, sino también en la necesidad de una atención personalizada. Los pacientes con riesgos renales o aquellos que ya padecen la enfermedad deben recibir una asesoría específica, que se adapte a sus necesidades.
“La nutrición personalizada permite diseñar planes alimenticios que responden a las necesidades individuales, lo cual ayuda a frenar o incluso revertir el daño renal”, explicó Luna.
Además de las recomendaciones dietéticas generales, la atención personalizada puede marcar una gran diferencia en el manejo de la enfermedad renal crónica porque incluye un control riguroso de la ingesta de sodio, azúcares y proteínas, ajustado a cada paciente.
“Es fundamental que las personas con diabetes o hipertensión no solo sigan una dieta saludable, sino que sea diseñada específicamente para su condición, optimizando así su impacto en la salud renal”, concluyó Luna Torres.