Unilever impulsa el desarrollo de artesanas de Tlamacazapa
Escrito por verdes |
Unilever cambió la vida de las artesanas de Tlamacazapa. Este es uno de los cuatro […]
Unilever cambió la vida de las artesanas de Tlamacazapa. Este es uno de los cuatro pueblos de Guerrero, donde se elaboran artesanías tejidas con palma. Es también una de las zonas indígenas que padecen condiciones de vida difíciles, donde sus más de 6,200 habitantes sobreviven de la agricultura.
Para ayudar al gasto familiar, las mujeres, además de las labores del hogar y el cuidado de los hijos, dedican algunas horas a las artesanías. Sin embargo, en las zonas turísticas donde ofrecen sus creaciones, hay mucha competencia y se enfrentan al regateo. Al final del día, una de sus artesanías, cuyo costo de elaboración puede ser de 30 pesos o más, se malbarata en 10 pesos o menos.
En la propia comunidad este trabajo no es valorado, por lo que es una labor que realizan casi siempre las mujeres. Es un trabajo que heredan de generación en generación y con técnicas que en algunos casos pueden perjudicar su salud.
Para mejorar la vida de estas mujeres y sus familias Juan Pablo Galindo, director de Unilever México, hace una invitación:
“A quienes tienen recursos, o tenemos posiciones de privilegio, esas posiciones sirven para una sola cosa, y es poder aportar. Es poder ayudar, poder trabajar juntos para crecer, para hacer modelos sostenibles en el tiempo. Entonces la invitación es (…) a seguir construyendo un mejor México, más empático, un México más inclusivo”, dijo.
Unilever llega a Tlamacazapa
El Informe sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial muestra un dato revelador sobre la condición de las mujeres a nivel mundial. Al ritmo actual de progreso, se necesitarían 131 años para cerrar la brecha de género entre hombres y mujeres.
Es por eso que un pilar de la estrategia ESG de Unilever es promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres. La compañía considera que hoy las mujeres enfrentan demasiadas barreras que les impiden desarrollar su potencial.
“Aprovechamos nuestro negocio, nuestra influencia y nuestras alianzas para impulsar acciones en áreas clave como el respeto de los derechos, el desarrollo de capacidades y la creación de oportunidades para las mujeres”, afirma la compañía.
Y estos principios se aplican en su negocio, su cadena de suministro, publicidad y productos, y en colaboraciones con sus aliados. Fue así como en 2016, Unilever llegó a Tlamacazapa con el “Programa de Empoderamiento de Mujeres Artesanas”. El objetivo era mejorar la vida de estas mujeres con apoyo de Enactus, una organización que impulsa emprendimientos mediante modelos de negocio sustentables e inclusivos.
Cambio de vida
Ocho años después, el programa rindió sus frutos. Benefició a 150 mujeres artesanas de Tlamacazapa, mejorando su proceso productivo, su salud y la de sus familias, y en general, sus condiciones de vida.
En este tiempo se sumaron otras organizaciones como Fundación Amara para impartir talleres de autoestima y empoderar a las artesanas. Por su parte, Isla Urbana construyó sistemas de captación de agua de lluvia, ya que en el pueblo la falta de agua es un problema.
Además, cada una recibió una estufa rocket que reduce el humo de la leña en 60 por ciento, y utiliza 45 por ciento menos leña. Incluso, los chefs de Knorr, les hablaron de nutrición y especialistas de Zest, sobre prevención de enfermedades.
Quizá lo más importante para mantener estos cambios, fue que crearon un negocio sostenible. “Las capacitamos en diferentes disciplinas, incluido el comercio electrónico, proporcionándoles herramientas valiosas para un futuro mejor y ayudándoles a encontrar nuevos mercados. Ahora pueden vender sus productos en todo el mundo”, aseguró Jesús Esparza, presidente ejecutivo de Enactus México.
El resultado fue la creación del Centro Regional de Emprendimiento Experiencial Tlamacazapa. Ahora las artesanas cuentan con manuales para enseñar el proceso de producción a las nuevas generaciones. También mejoraron la calidad de sus productos y aprendieron a innovar con nuevos diseños. Sus nuevas líneas de distribución incluyen tiendas en línea, tiendas departamentales, festivales y bazares.
Además, conocieron los riesgos de su trabajo, desde respirar el humo de la cocción de la palma, hasta el uso de anilinas en el teñido. Así que con la estufa rocket redujeron el humo, y aprendieron a elaborar tintes naturales. Y ya que tejían en el piso, les brindaron una forma más segura para hacer su trabajo, utilizando una tabla que mejora su postura.
Tejiendo su futuro
“Yo me siento muy feliz de haber entrado en el proyecto porque aprendimos a trabajar con más calidad. Todo en nuestras artesanías, ha mejorado tanto de calidad como de precio”, expresó Fátima Santiago, una de las artesanas de Tlamacazapa.
Gracias a este programa, durante la pandemia pudieron seguir comercializando sus productos a través de internet. De esta manera pudieron mantener un sustento para sus familias.
“Los cambios han sido maravillosos, han cambiado nuestras vidas en todo, porque nos hemos superado, todos somos otras personas”, aseguró Sara Flores, otra de las artesanas.
Ahora son capaces de diseñar nuevos productos. Ya no sólo elaboran canastas para ropa o bolsas sencillas, también hacen fundas para laptops o celulares, Fridas, y hasta muebles.
Incluso, hoy, varias de estas mujeres participan en las decisiones que se toman en la comunidad, lo que es reflejo de su empoderamiento. El proyecto estuvo liderado por Angélica Sifuentes, coordinadora nacional de Responsabilidad Social de Enactus México, y Laura Bonilla, directora de Comunicación y Asuntos Corporativos de Unilever México.
Para finalizar el proyecto, este 4 de julio se inauguró la exposición “Mujeres de Tlamacazapa: Tejiendo nuestro futuro”. Esta permanecerá abierta hasta el 4 de agosto en el Museo de Culturas Populares de la Ciudad de México. Los asistentes podrán conocer el proceso de producción, así como la innovación que han logrado en sus productos.
En la inauguración estuvo presente, Delia González, una diseñadora guerrense de joyería, y quien capacitó a las artesanas. También participó Daniela Cordero, esposa y representante del jefe de gobierno, Martí Batres. Además, de Teodora Ramírez, secretaria de Fomento y Desarrollo Económico de Guerrero.