Crisis alimentaria global y generalizada

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Escrito por verdes |

Pese a que en Latinoamérica y el Caribe existe alimento suficiente para los habitantes de […]

Pese a que en Latinoamérica y el Caribe existe alimento suficiente para los habitantes de esa región, la FAO reportó en marzo el nivel más alto de precios desde que se tiene registro.

La malnutrición y la inseguridad alimentaria avanzaban a un ritmo constante y desafortunado desde el año 2015, dejando a su paso graves repercusiones en la vida de millones de personas en el mundo, sin embargo la pandemia de coronavirus aceleró su paso vertiginosamente. Y con la guerra entre Rusia y Ucrania las cosas se vislumbran más complejas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) describe esta compleja situación como una crisis global y generalizada. 

Si bien la población, particularmente de América Latina, no tiene un problema de escasez de alimentos, sí la tiene para adquirir los productos básicos. De hecho hay suficientes alimentos para el doble de habitantes, es decir, con 650 millones de ciudadanos de Latinoamérica y el Caribe hay comida para alimentar a mil 300 millones de personas, pero de acuerdo a la FAO en marzo pasado se reportó el nivel más alto de precios desde que se tiene registro. 

Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas indica que la agudeza del problema alcanzó a unos 200 millones de seres humanos en todo el planeta, debido a los conflictos, el clima y las crisis económicas.

Las alertas de hambre son latentes. Expertos calculan que el número de latinoamericanos con inseguridad alimentaria aumentó a 13.8 millones en un primer año de pandemia de coronavirus y llegó hasta 59.7 millones. Para entender mejor quienes están dentro de estas estadísticas se incorpora a quienes no comen todos los días, quienes no hacen los tres tiempos básicos y también a quienes tienen baja calidad nutrimental. Colocándolo de esta manera, se habla del 41 por ciento de la población, sea moderada o severamente. 

En México, por ejemplo, una de cada cuatro personas vive esta situación. Y también 63 por ciento de los hogares dijeron percibir un gasto menor en la pandemia y casi la mitad de ellos redujo la adquisición de nutrientes.

Y la guerra agudiza el problema. En los mercados internacionales se han disparado los precios de los granos, pues Rusia y Ucrania son dos grandes exportadores. A pesar de que estos países en conflicto no abastecen a Latinoamérica, en cierto momento habrá un impacto. Sobre todo al recordar que México y las economías de América Latina son importadoras de alimentos y fertilizantes. 

Funcionarios calculan que los alimentos seguirán encareciendo y la escasez de fertilizantes presionará la producción. En la escala mundial se prevé que el uso de abono químico disminuirá hasta 13 por ciento. 

Ante el incierto panorama, especialistas en la materia recomiendan a México una serie de medidas para evitar un fuerte impacto ante la escasez y los alimentos caros.

* Evitar medidas de control como la prohibición de exportaciones o imponer aranceles

* Motivar las medidas de protección social

* Mejorar la transparencia en la información de los mercados

La ONU diagnostica que aún con ayuda alimentaria, muchos individuos en el planeta que sufren desnutrición aguda, serán vulnerables y no tendrán la capacidad de satisfacer sus necesidades mínimas alimentarias.