Financiamiento para la gestión del agua

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Por: Eduardo Carrillo, director general de rieggo® Rotoplas La agricultura es una de las actividades […]

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Por: Eduardo Carrillo, director general de rieggo® Rotoplas

La agricultura es una de las actividades más relevantes para la sobrevivencia de la humanidad, ya que permite garantizar la alimentación de la población. Por ello, no es sorpresa que requiera de muchos recursos naturales. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, este sector es el que más agua dulce consume en el mundo, pero gran parte del gasto es atribuible a las ineficiencias en los riegos y gestión del agua para producir cada kilo de alimento que se lleva a la mesa. 

El uso insostenible de este recurso y su reciente escasez ha puesto en marcha un nuevo pensamiento para tener una mejor gestión del agua en el campo, el cual, según el Banco Mundial, se ve limitada por políticas inadecuadas, un aprovechamiento poco óptimo de este bien y restricciones financieras para este sector. 

Es en este panorama donde los créditos dirigidos a la gestión del agua para el campo emergen como una herramienta fundamental para impulsar la productividad y la sustentabilidad en la agricultura. Este tipo de financiamiento, que puede ser privado o gubernamental, permite a los agricultores acceder a los fondos necesarios para implementar proyectos de gestión hídrica inteligente, basados en los principios de la tecnificación del campo. 

Investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro han reportado que, en México, el 60 por ciento del agua utilizada en el sector agrícola se desaprovecha debido a que la infraestructura de riego es obsoleta, está desgastada, presenta fugas, tiene pérdidas por evaporación del agua de riego en el suelo, así como por el uso no eficiente de este recurso, por lo que los créditos de gestión del agua para el campo son la solución ideal para que los agricultores preserven y hasta puedan llegar a multiplicar sus ganancias, mientras cuidan al planeta. 

Desde la instalación de sistemas de riego más eficientes, hasta la recolección y almacenamiento de aguas pluviales, estas inversiones no solo aumentan la eficiencia del uso del agua, sino que también reducen el impacto ambiental y los costos operativos de los agricultores. Uno de los enfoques más prometedores respaldados por estos créditos es el diseño de sistemas de riego a la medida con tecnología de punta que hace más eficiente el uso del agua en los cultivos. 

Ahora bien, es importante destacar que la gestión del agua en el campo además de basarse en la tecnología debe impulsar la capacitación y el acompañamiento a los agricultores. Ellos son los que deben conocer las distintas alternativas que existen para un mejor aprovechamiento del agua, por lo que es recomendable que las entidades que ofrezcan este tipo de créditos cuenten con personal que entienda las necesidades del campo y pueda transmitir los beneficios del financiamiento y de la tecnificación de la práctica agrícola.

De esta manera, la inversión en una mejor gestión del agua en el campo no solo beneficia a los agricultores, sino que también tiene un impacto positivo en la comunidad. A medida que se logra una mayor eficiencia en el uso del agua, se reduce la presión sobre los acuíferos y se promueve la conservación de este recurso vital.

Por lo anterior, como miembro del sector agrícola, invito a todos los involucrados en la cadena de valor a conocer los beneficios de este tipo de financiamientos que permitan el crecimiento sostenible de los negocios del campo.