Inversionistas de Barclays se oponen a financiar el fracking

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

Un grupo de inversores ha ejercido presión sobre Barclays, instando al gigante bancario a cesar […]

Un grupo de inversores ha ejercido presión sobre Barclays, instando al gigante bancario a cesar la financiación de actividades de fracking. Este grupo, compuesto por 24 inversores con activos combinados que ascienden a 1.2 billones de dólares, ha argumentado, basándose en una promesa reciente del banco, de restringir la financiación para empresas enfocadas exclusivamente en la exploración y extracción de combustibles fósiles.

La junta de pensiones de la Iglesia de Inglaterra, junto con otros inversores como Cardano y AkademikerPension, han firmado una carta dirigida a la junta directiva de Barclays y a sus altos ejecutivos, detallando sus demandas. Coordinada por ShareAction, una organización sin fines de lucro con sede en Londres, la carta fue programada para coincidir con la asamblea general anual de Barclays, marcando un momento estratégico para la presentación de estas preocupaciones.

Kelly Shields, directora de campaña de ShareAction, expresó: “Los inversores, el público y las personas cuyas vidas se han visto afectadas por el fracking están dejando claro a Barclays que deben dejar de financiar este combustible dañino y peligroso”. Añadió que ahora depende de Barclays “cerrar las lagunas de su política energética, alejándose de la financiación de empresas que trabajan exclusivamente en la extracción de combustibles fósiles y, especialmente, de empresas de fracking, que están poniendo en riesgo a las personas y al planeta”.

Asume el compromiso

Un portavoz de Barclays respondió a estas preocupaciones, destacando el compromiso del banco con el equilibrio entre satisfacer las necesidades energéticas actuales y financiar el aumento de la energía limpia para garantizar que la energía sea segura, asequible y confiable.

El año pasado, Barclays ya mostró indicios de ajustes en su enfoque al retirarse de un préstamo de 325 millones de dólares otorgado a ProFrac Holdings, una empresa de fracking. Este cambio fue seguido por la intervención de otros bancos, como Bank of America Corp, JPMorgan y el banco regional estadounidense Fifth Third, que reemplazaron a Barclays en el acuerdo.

La política energética de Barclays ha sido objeto de escrutinio y debate, especialmente después de que ShareAction señalara exenciones para proyectos a corto plazo y para clientes norteamericanos en la política revisada del banco. La organización argumenta que estas exenciones no abordan de manera significativa el papel de Barclays como el mayor financiador del fracking en Europa.

Otros inversores

En respuesta a estas preocupaciones, algunas instituciones financieras han comenzado a alejarse del financiamiento de proyectos de fracking. Por ejemplo, la Corporación Financiera Internacional, parte del Grupo del Banco Mundial, ha indicado que no tiene planes de financiar proyectos de fracking debido a los riesgos ambientales asociados. Esta postura refleja un cambio en la percepción del riesgo y la responsabilidad asociados con el apoyo a tales actividades.

Además, organizaciones no gubernamentales y grupos de activistas han ejercido presión sobre instituciones financieras para que reconsideren su participación en el financiamiento del fracking. Estos esfuerzos han llevado a un mayor escrutinio público y a un debate sobre el papel de los bancos y otras entidades financieras en la promoción de prácticas sostenibles.

Es importante destacar que el movimiento hacia la desinversión en el fracking no se limita a una sola región o tipo de institución financiera. Bancos de inversión, fondos de pensiones y otros inversores institucionales de todo el mundo están reconsiderando sus carteras de inversión para alinearlas con objetivos de sostenibilidad y responsabilidad social.

Responsabilidad institucional

Este caso resalta la creciente tendencia de los inversores institucionales de influir en las políticas corporativas, especialmente en temas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). La presión ejercida sobre Barclays refleja una conciencia más amplia sobre el impacto ambiental del fracking y la responsabilidad de las instituciones financieras en la promoción de prácticas sostenibles.

La respuesta de Barclays y las acciones futuras que tome en relación con el financiamiento del fracking serán indicativas de la dirección que el sector bancario está dispuesto a tomar en respuesta a las preocupaciones climáticas y la demanda de una transición energética más limpia y sostenible.