Kamala Harris y su firme oposición a la industria petrolera

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

La candidatura de Kamala Harris a la presidencia de los Estados Unidos ha suscitado un […]

La candidatura de Kamala Harris a la presidencia de los Estados Unidos ha suscitado un interés significativo, especialmente entre los sectores energéticos y ambientales. Harris, conocida por su firme postura contra varias prácticas de la industria petrolera, se presenta como una figura contrastante en comparación con el actual presidente Joe Biden. Su trayectoria y sus declaraciones apuntan a una agenda más agresiva en términos de regulación y control de la industria petrolera, especialmente en temas como el fracking.

En 2019, durante un debate afirmó que “no hay duda de que tenemos que ser mucho más agresivos para hacer frente a la crisis climática y prohibir el fracking a nivel nacional es un paso esencial en esa dirección”. Harris también fue coautora de la Ley de Restauración del Clima y la Justicia Ambiental junto con la congresista Alexandria Ocasio-Cortez. La legislación busca eliminar gradualmente la extracción de combustibles fósiles en tierras públicas y comunidades vulnerables, promoviendo una transición hacia energías renovables.

La postura de Kamala Harris frente a la industria petrolera ha sido objeto de intenso análisis y debate entre los expertos del sector energético. Richard Newell, Presidente de Resources for the Future, señaló que la vicepresidenta ha sido clara en su intención de imponer regulaciones más estrictas y de promover una transición hacia energías renovables. “Esto representa un desafío significativo para la industria del petróleo y el gas, que ha estado acostumbrada a un entorno regulatorio más permisivo bajo administraciones anteriores”.

Amy Myers Jaffe, investigadora principal en el Consejo de Relaciones Exteriores, comentó que la postura de Harris contra el fracking y otras prácticas de extracción de combustibles fósiles refleja una tendencia creciente entre los políticos demócratas hacia políticas más verdes. “Su elección podría acelerar la transición energética, pero también podría enfrentar una resistencia considerable de parte de la industria y de estados dependientes del petróleo”.

Endurecimiento de políticas ambientales

Bajo una administración de Harris, es probable que se refuercen las regulaciones ambientales, incluyendo estándares más estrictos para la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes tóxicos. Esto podría aumentar los costos operativos para las compañías petroleras que necesiten actualizar sus tecnologías y prácticas para cumplir con las nuevas normativas. Harris ha abogado por una inversión masiva en energías renovables y tecnología verde.

Esto incluiría incentivos fiscales y subsidios para proyectos de energía solar, eólica y otras fuentes limpias. “Debemos liderar la transición hacia una economía de energía limpia, y eso requiere un compromiso serio con la inversión en tecnologías del futuro”, ha afirmado.

Un enfoque clave de Harris ha sido la justicia ambiental, asegurando que las comunidades más afectadas por la contaminación reciban el apoyo necesario. Esto podría traducirse en políticas que restringen aún más las operaciones industriales en áreas cercanas a comunidades vulnerables y aumentan las responsabilidades para las empresas en términos de limpieza y mitigación de impactos ambientales.

Es probable que Harris busque reducir o eliminar los subsidios y beneficios fiscales que actualmente favorecen a la industria del petróleo y gas. Estos recursos podrían ser redirigidos hacia el desarrollo de infraestructuras para energías renovables y programas de eficiencia energética.

Resistencia legislativa

La implementación de estas políticas podrían enfrentar varios retos legislativos, que podrían complicar su agenda ambiental y energética. La aprobación de leyes estrictas sobre fracking, subsidios a la industria petrolera y regulaciones ambientales dependerá del control del Congreso.

Si los republicanos o los demócratas moderados mantienen o ganan una mayoría, podrían bloquear o diluir las propuestas de Harris. Las políticas ambientales probablemente encontrarían una fuerte resistencia, especialmente de legisladores de estados dependientes del petróleo y el gas.

Las políticas energéticas de Harris también tendrían implicaciones internacionales. La industria petrolera es una parte vital de la economía global, y los cambios en las políticas de Estados Unidos podrían afectar las relaciones comerciales y geopolíticas. Harris tendría que navegar estos impactos cuidadosamente para evitar consecuencias económicas y diplomáticas adversas.