La Inteligencia Artificial como arma contra el cambio climático

verdes

Escrito por verdes |

Por: María Fernanda Ramírez, Directora General de Comunicación SPREAD Hoy se ha vuelto cotidiana la […]

Inteligencia Artificial

Por: María Fernanda Ramírez, Directora General de Comunicación SPREAD

Hoy se ha vuelto cotidiana la Inteligencia Artificial (IA). Cada vez leemos más sobre sus aplicaciones, innovaciones y hasta se recrean imágenes hipotéticas a partir de la IA. Y tal como suele suceder con los avances tecnológicos, la IA puede jugar un papel fundamental en un problema que apremia a la humanidad como lo es la prevención o mitigación del cambio climático y sus efectos. 

La gran cantidad de datos (en cualquier industria o ámbito de acción del hombre) que la IA puede procesar y poner a disposición de las personas puede ser una de las principales armas contra los estragos que nosotros mismos hemos causado sobre el planeta. 

El Instituto de Investigación Espacial de los Países Bajos ya trabaja en un sistema de Inteligencia Artificial que revisa 12 millones de observaciones satelitales de la Tierra para detectar grandes emisiones de metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes. Labor similar lleva a cabo Climate Trace, coalición global sin fines de lucro que también emplea imágenes satelitales y sensores remotos, a cuyos datos aplican inteligencia artificial y data science para rastrear las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los humanos.

Hace un par de años se publicó un estudio científico en el que tras analizar más de 100 mil estudios relacionados con el cambio climático se llegó a la conclusión de que la huella del hombre ha afectado el 80 por ciento de la superficie terrestre del planeta. Asimismo, tal y como se ha evidenciado en el pasado, el impacto de los países de altos ingresos duplica al de las regiones de bajos ingresos.

Pero el uso de la IA no se queda sólo en exponer los efectos del cambio climático o sus causas, sino que también puede utilizarse para gestionar y predecir los riesgos que éste implica. Conocer cuál va a ser el estado del tiempo no sólo contribuye a evitar, o mitigar, las consecuencias de las lluvias o la temporada de huracanes pueda tener sobre la población, sino que también es un aliado de las energías renovables.

En Dinamarca, por ejemplo, se emplean modelos de IA para optimizar la producción de energía eólica a través de la predicción en la generación y con ello mejorar la distribución de la electricidad. Cabe recordar que uno de los problemas a los que se enfrenta la energía renovable es que, en un principio, no se podía conocer cuándo haría viento o sol (hablando de sistemas eólicos y fotovoltáicos), por lo que la estabilidad en la producción no se podía estimar.

Al conocer el comportamiento del clima los países pueden aumentar sustancialmente su producción de energías renovables y con ello reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Otras áreas en las que se puede emplear la IA para combatir el cambio climático es la agricultura sostenible. El deep learning se utiliza para analizar una enorme variedad de datos relacionados con cultivos y con ello proporcionar información sobre las mejores prácticas para plantar y cultivar distintos tipos de plantas. De esta forma se reduciría el uso de pesticidas, fertilizantes y se podría aumentar la eficiencia en la producción agrícola.

Mientras que en el caso del transporte sucede algo similar, la optimización de las rutas o el tráfico en grandes ciudades puede hacer más eficiente la movilización de personas y con ello reducir el impacto que cada quien tiene sobre el planeta.

La comunidad científica ya está colocando la inteligencia artificial al servicio de las estrategias contra el cambio climático. Sin embargo, el primer y principal cambio siempre tiene que venir a diario de nosotros como sociedad.