El impacto ambiental que provoca pavo de Thanksgiving

Miriam Jimenez

Escrito por Miriam Jimenez |

Se estima que para este Día de Acción de Gracias, serán sacrificados 46 millones de […]

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Se estima que para este Día de Acción de Gracias, serán sacrificados 46 millones de pavos para ser cocinados, el equivalente a la población del estado de California. Sin mencionar los 22 millones que se necesitarán en Navidad y otros 19 millones para Semana Santa. Pese a la tradición cultural que tiene este platillo, la dependencia del uso de carne de pavo es costosa para el medio ambiente, las aves y el ser humano.

De acuerdo con una investigación de la Universidad Carnegie Mellon, la huella de carbono de un pavo de poco más de 7 kilos, equivale a 15.5 kilos de CO2. Esta misma cantidad la producen galletas, salsa de pavo, coles de Bruselas asadas, puré de papa, salsa de arándanos y tarta de manzana. 

La cena en conjunto libera 786,600 toneladas de CO2, tomando en cuenta que la mayoría de la población compra un pavo para el Día de Acción de Gracias, el equivalente al consumo anual de energía de 100 mil hogares. 

Desperdicio de alimentos

Otro problema que se presenta en esta celebración es el desperdicio de alimentos, ya que, según el USDA estima que los consumidores desperdician alrededor de 35 por ciento del pavo, lo que aumenta el impacto ambiental del pavo en 54 por ciento. La carne de pavo que no se consume generalmente termina en el vertedero, donde con otros desechos libera más gases de efecto invernadero, a medida que se descompone el alimento.

Pese a que el pavo genera un impacto ambiental importante, hay otros alimentos que se encuentran en la mesa que también contribuyen, como: la mantequilla, leche y queso, generadores de grandes cantidades de dióxido de carbono. 

Una opción más consciente con el planeta son las comidas hechas a base de plantas, “se ha demostrado sistemáticamente que los alimentos de origen vegetal tienen una menor huella de carbono, por lo que es mucho más eficiente producir nueces, castañas, champiñones, etc. en recursos, que los productos animales convencionales, especialmente la carne roja”, asegura la dietista Kate Geagan.