El campo argentino se seca

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Escrito por verdes |

El campo argentino registra tres años consecutivos de sequía, producto de La Niña, un fenómeno […]

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El campo argentino registra tres años consecutivos de sequía, producto de La Niña, un fenómeno climático que ha provocado pérdidas millonarias, campos marchitos y la mortandad de miles de cabezas de ganado.

En una zona de Arrecifes, en la región más fértil del norte de la Provincia de Buenos Aires, la última lluvia se dio el 25 de mayo del año pasado. La falta de agua arruinó la primera siembra de soja y maíz, y está cerca de hacer lo mismo con la segunda. 

Impacto dramático

Enrique Erize, presidente de la consultora Nóvitas, advierte que el impacto será dramático en cantidad y calidad. “Traducido a números, sería una pérdida de ingresos para Argentina de hasta 15,000 millones de dólares. La recaudación del Gobierno caería en 4,000 millones de dólares”, dice. 

De suceder así, sería una pésima noticia para el Gobierno federal, que lucha por acumular reservas internacionales en el Banco Central y hace malabares para mantener el valor del peso. Sin crédito internacional, el ingreso de divisas dependa en su mayor parte de los productos del campo. La soja y el maíz suman casi el 40 por ciento de todas las exportaciones de la nación sudamericana.

Las tierras afectadas por la sequía suman 172 millones de hectáreas, un área equivalente a casi la suma de las superficies de cultivo de Perú, Ecuador y Paraguay o más de tres veces la de España. La falta de agua es especialmente dura en la llamada zona núcleo, el vértice fértil que forman Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. 

Según el informe de enero de la Dirección Nacional de Emergencia y Riesgo Agropecuaria, hay más de 8 millones de hectáreas cuyos cultivos están en un “período crítico”. También estima en 21.7 millones las cabezas de ganado en riesgo. 

En Navarro, ciudad en una zona agrícola a 120 kilómetros de Buenos Aires, una laguna de 175 hectáreas luce completamente seca por primera vez desde que se tiene memoria. 

Pronósticos poco alentadores 

Según los expertos, no bastará con que las lluvias vuelvan poco a poco en las próximas semanas. Recuperar el agua de las napas llevará varias temporadas de buenas precipitaciones. 

“En nuestro caso, estamos en una región de unos 1,000 milímetros anuales de lluvia. No obstante, el año pasado cayeron 420 milímetros”, de acuerdo con Sebastián Avagnina, ingeniero agrónomo y productor en General Las Heras, una zona agrícola a una hora en automóvil de Buenos Aires.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires puso números a la tragedia. La caída de la producción en la temporada 2022 – 2023 será, según sus proyecciones, del 45 por ciento. Además, calcula un 9 por ciento menos de área sembrada y una caída del rinde (toneladas promedio producidas por hectárea) del 34 por ciento. Para el mercado externo, las ventas de trigo caerán 55 por ciento, mientras que las de maíz retrocederán un 21 por ciento.

Cabe señalar que el Gobierno Federal ofreció en febrero, a través del Banco Nación, créditos por hasta 20,000 millones de pesos argentinos (unos 100 millones de dólares) para apoyar a quienes puedan acreditar la emergencia. También habrá una nueva línea para arrendatarios a tasas bonificadas, dijo Silvina Batakis, presidenta de la institución.