Enverdecer la cadena de suministro
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Por Rodrigo Manrique Gómez Pimienta, Director Ejecutivo de IASE México Hace unas semanas llevamos a […]
Por Rodrigo Manrique Gómez Pimienta, Director Ejecutivo de IASE México
Hace unas semanas llevamos a cabo el segundo foro IASE, el cual se enfocó por completo en la exposición y análisis de varios especialistas en los rubros ESG, principalmente a nivel empresarial. Un tema urgente que está contenido en estas siglas, y que en lo personal considero que requiere nuestra mayor atención, es la cadena de suministro y su inminente vuelco hacia la sostenibilidad.
Si bien las últimas décadas del siglo pasado anunciaban una emergencia climática que no supimos asumir con la oportunidad que se requiere, este inicio de siglo nos exige la inevitable tarea de poner el acelerador y todos los esfuerzos para enmendar el rápido crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. No es exagerado decir que el imperativo del siglo XXI es reducir exponencialmente las emisiones.
De modo que las empresas cada día se suman más a la carrera por reducir emisiones y operar de manera sostenible con el medio ambiente, su entorno social y en términos de buena gobernanza tanto internamente como con sus grupos de interés. Quiero ahora abocarme a lo que se refiere a la cadena de suministro porque detecto aquí uno de los mayores retos para las empresas de todo tipo y tamaño. La gran mayoría de las corporaciones cuentan con una cadena que supone el trabajo con otras compañías (y operaciones) para obtener sus productos o parte de ellos. Es aquí donde veo una escisión —que para mí es virtual— que separa responsabilidades y culpas. ¿De qué sirve tener una empresa de calzado que opera en su totalidad bajo ESG internamente, si su proveedor de madera contribuye con deforestar la selva amazónica?
Según Carbon Disclosure Project (CDP), las emisiones en las cadenas de suministro son 11.4 veces mayores que las emisiones operativas (las hechas por la empresa) y sus proveedores analizados reportan un costo de 1,600 millones de dólares por riesgos ambientales en los próximos cinco años. (www.cdp.net)
Entre los varios cambios de paradigmas, la comunicación y conocimiento de nuestros proveedores y la cadena de suministro entera es un tema crucial. 37 por ciento de las empresas encuestadas por CDP dicen que trabajan temas de cambio climático con sus proveedores, una cifra desalentadora: no podemos jacatarnos de ser sostenibles si los proveedores con quienes trabajamos no lo lo son.
Ante este panorama, debemos empezar a calcular nuestra huella de carbono para saber dónde estamos y establecer una estrategia integral, calcular también la huella de aquellas empresas externas con las que trabajamos. Elegir a las correctas, recordemos que el mercado también marca la pauta: si nosotros no exigimos resultados y acciones con quienes nos suministran insumos y servicios, este defecto lo pagaremos con la exigencia del consumidor final, que cada vez más busca los mejores productos.
Busquemos datos y métricas existentes, como empresas involucradas en la SBTi; usemos la tecnología y la innovación para transitar de una economía lineal a una circular. Pero sobre todo, trabajemos de manera ética tanto interna como externamente; hagamos de lado los mitos de que ser sostenible es costoso: hacer las cosas bien nos trae ahorros, ganancias y nos da prestigio. Este tiempo también será la era en que uno de los mayores atributos será el prestigio.