Grecia busca contener el turismo excesivo

Manuel Pineda Curiel

Escrito por Manuel Pineda Curiel |

En un intento por aliviar la presión que la industria del turismo ejerce sobre las […]

En un intento por aliviar la presión que la industria del turismo ejerce sobre las comunidades locales y el medio ambiente, el gobierno de Grecia ha anunciado la implementación de nuevas restricciones para los cruceros que visitan sus destinos más populares. Esta medida forma parte de un esfuerzo más amplio que busca mitigar los efectos del turismo excesivo, un fenómeno que también afecta a otras ciudades europeas icónicas como Barcelona, Venecia y Ámsterdam.

El gobierno griego ha decidido limitar el número de cruceros que podrán desembarcar en las islas más visitadas, como Santorini y Mykonos. A partir de 2024, solo se permitirá la llegada de un número máximo de cruceros por día y se establecerá un límite en el número de pasajeros que podrán desembarcar. Concretamente, se habla de un máximo de 8,000 pasajeros diarios en Santorini, uno de los destinos más sobrecargados por el turismo masivo. Esta medida tiene el objetivo de equilibrar los beneficios económicos del turismo con la preservación de la calidad de vida de los residentes locales y la protección del entorno.

Las autoridades argumentan que la capacidad de las islas no puede soportar el continuo aumento de visitantes sin comprometer gravemente los recursos naturales, la infraestructura y la experiencia de los turistas mismos. El ministro de Turismo de Grecia, Vassilis Kikilias, declaró que es fundamental encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico que trae el turismo y la necesidad de proteger el patrimonio natural y cultural. “No podemos permitir que el turismo excesivo degrade la experiencia para todos”.

Turismo excesivo en otras ciudades europeas

Grecia no es el único país que ha tomado medidas contra el turismo masivo. Otras ciudades europeas han experimentado problemas similares y han respondido con restricciones:

  • Venecia, Italia: Desde hace años, Venecia ha sido uno de los ejemplos más notorios de turismo excesivo. Las grandes multitudes y el constante tráfico de cruceros han amenazado su frágil ecosistema y su arquitectura histórica. En 2022, Venecia impuso una tasa de entrada para los visitantes de un día, y también limitó el acceso a los cruceros más grandes, prohibiéndoles atracar cerca del centro de la ciudad.
  • Barcelona, España: Barcelona ha visto cómo el turismo masivo ha afectado barrios enteros, desplazando a los residentes y aumentando el costo de vida. La ciudad ha introducido restricciones a las plataformas de alquiler a corto plazo como Airbnb, y ha limitado la construcción de nuevos hoteles en el centro histórico.
  • Ámsterdam, Países Bajos: En Ámsterdam, el turismo ha traído consigo una sobreexplotación de los recursos locales y la transformación de algunos barrios en zonas casi exclusivas para visitantes. En respuesta, la ciudad ha prohibido nuevos alojamientos turísticos en ciertas áreas y ha restringido el acceso a puntos clave de interés. Además, se ha trabajado en campañas que fomentan el “turismo responsable”, instando a los turistas a respetar las normas locales.

Consecuencias sociales del turismo excesivo

El turismo masivo tiene una serie de repercusiones sociales negativas. Entre las más evidentes está la gentrificación, un proceso en el que el incremento del turismo genera aumentos en los precios de la vivienda y desplaza a los residentes locales. En ciudades como Barcelona, muchos vecinos han visto cómo sus barrios se transforman en lugares dedicados exclusivamente al turismo, perdiendo su carácter local y enfrentándose a una crisis habitacional.

Otra consecuencia importante es la erosión cultural. Los destinos populares corren el riesgo de perder su autenticidad cuando se transforman en productos para satisfacer las expectativas de los turistas. Esto genera un conflicto entre la industria turística y los residentes que intentan preservar sus tradiciones y formas de vida.

En términos ambientales, el turismo excesivo ha llevado a una degradación de los recursos naturales, particularmente en islas y áreas costeras. El tráfico de cruceros y el uso intensivo de los servicios locales afectan negativamente la flora, la fauna y los ecosistemas marinos. En muchos casos, el turismo masivo también incrementa los residuos y la contaminación en áreas que carecen de la infraestructura adecuada para gestionarlos.

Varios actores del sector turístico y gobiernos locales han mostrado su apoyo a estas restricciones. En Venecia, el alcalde Luigi Brugnaro afirmó que no se puede seguir permitiendo que la ciudad, patrimonio de la humanidad, sea devorada por el turismo masivo. De manera similar, en Grecia, la población local ha expresado su preocupación por la sostenibilidad a largo plazo de sus islas.