Pensar en la inclusión, la diversidad y la equidad

Escrito por verdes |
Cuando pensamos en los términos inclusión, diversidad y equidad, inmediatamente se viene a la mente […]

Cuando pensamos en los términos inclusión, diversidad y equidad, inmediatamente se viene a la mente la posibilidad de construir una sociedad más justa y paritaria, es decir, sin diferencias de ningún tipo.
Para muchos otros, estos términos tienen que ver más con el reconocimiento de los grupos minoritarios de la sociedad y la defensa de sus derechos, lo que nos hace pensar que pese a lo que pudiéramos suponer, aún existen grandes diferencias sociales que se ensanchan, dependiendo del tema o la región de la que estemos hablando.
Por ejemplo, el acceso a la educación no es el mismo en una zona rural que en una zona urbana, así mismo, las oportunidades de desarrollo o acceso a las fuentes de empleo son totalmente asimétricas en los dos polos mencionados. Si llevamos esta comparación al acceso a los servicios de salud, al internet, a la red eléctrica o a las vías de comunicación observaremos cómo las diferencias se ensanchan o acortan según sean las condiciones y el contexto de cada uno de los polos que tomamos como base comparativa.
Un escenario como éste nos deja pocas oportunidades para pensar en la equidad y la inclusión, y si hablamos de la diversidad el asunto puede tornarse un poco más complejo. De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, la Ciudad de México es la entidad en la que se registra el mayor número de denuncias por discriminación, seguida del Estado de México y Jalisco.
Resulta significativo que la Ciudad de México sea el lugar con el mayor número de denuncias por discriminación, porque es en esta entidad donde más se enarbolan los derechos de la diversidad y la inclusión y en donde las empresas más hablan de la equidad.
Es posible que esto hable de que aún hace falta promover esta cultura de inclusión y diversidad o de que los espacios en los que se habla del tema aún son algunos reductos en una urbe que alberga más de 9 millones de habitantes y que, por su complejidad, es totalmente diversa, multiétnica, multicultural y multirracial.
Es importante, sin duda, darle el valor y el respeto a cada uno de esos grupos que componen y forman parte de la capital del país, pero que, dentro de cada uno de ellos, existen diferencias y asimetrías que muchas veces llegan a ser insalvables.
En principio, lo más importante es reconocernos en esas diferencias y posteriormente encontrar los puntos en los que se puede trabajar para solventar las diferencias, de lo contrario, esas diferencias se podrían hacer más agudas y difícilmente superables.
El acceso al empleo con una remuneración justa y el acceso a las oportunidades de crecimiento en igualdad de condiciones sería parte de los primeros pasos para comenzar a reducir las diferencias y las desigualdades independientemente del género o la condición de cada individuo. Una vez que comencemos a solventar estas diferencias podremos pensar en poder ser equitativos, inclusivos y diversos.